La influencia del ejercicio físico en la fertilidad

Ya sabemos que la edad de la maternidad se va retrasando cada año, y que actualmente, en España, está en los 33 años. Las mujeres, y la sociedad en general, nos preocupamos cada vez más por nuestro bienestar físico y mental, y en mi entorno se empieza a hablar, y mucho, sobre la influencia del ejercicio físico en la fertilidad.

Como nos explicaba Cristina López López, psicóloga de IVI Madrid y coordinadora del grupo de interés psicológico de la Sociedad Española de la Fertilidad (SEF) en una entrevista que le hicimos sobre salud mental y fertilidad, muchas mujeres abandonan sus rutinas, entra ellas la práctica del deporte, cuando comienzan un tratamiento de reproducción asistida pensando que el impacto físico puede interferir con la implantación del embrión. Sin embargo, la SEF, entre sus consejos preconcepcionales, destaca la realización de alguna actividad deportiva cuando una mujer se está intentando quedar embarazada, sin distinguir entre un embarazo natural o uno conseguido gracias a técnicas de reproducción asistida.

Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, la planificación de un embazado empieza con la visita a un especialista, quien te orientará sobre suplementos, dieta y hábitos de vida saludable para maximizar las posibilidades de concepción. El ejercicio regular puede tener efectos positivos en la fertilidad al mejorar la salud en general, reducir el estrés y mantener un peso corporal saludable. Sin embargo, el exceso de ejercicio, especialmente en mujeres que practican deportes de alto rendimiento, puede conducir a irregularidades menstruales, que podrían afectar a la fertilidad.

Practicar ejercicio de forma regular tiene efectos positivos a nivel cardiovascular, endocrino, metabólico y neurológico, ya que mejora la circulación, controla el colesterol, aumenta la resistencia física, fortaleciendo huesos y músculos, y regula los niveles de azúcar en sangre. Además, contribuye a reducir el estrés, mejora la calidad del sueño y promueve un estado de ánimo más positivo.

Por otro lado, existen numerosas guías que recomiendan la actividad física durante el embarazo para aquellas mujeres sin contraindicaciones médicas, con el objetivo de mejorar su estado general y evitar complicaciones en el embarazo. Entre estas guías destacan la del Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología y la Sociedad Canadiense de Obstetricia y Ginecología, así como la guía de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.[1]

Para aquellas mujeres que no están acostumbradas a practicar deporte de forma regular, existen opciones recomendables mientras se está buscando un embarazo o antes de iniciar un tratamiento de reproducción asistida. La natación, caminar, bailar o realizar gimnasia moderada son opciones saludables que pueden contribuir al bienestar físico y emocional. De todas formas, el tipo de ejercicio, su regularidad y su intensidad deben adaptarse a la constitución física, el estado de salud y la edad de cada persona.

Hacer ejercicio, en todo caso, no garantiza una mayor fertilidad. La fertilidad tiene que ver con múltiples factores, principalmente con la edad de la mujer. Es decir, aunque el ejercicio pueda tener un impacto positivo en nuestra salud en general, no garantiza necesariamente una mayor capacidad de concepción.

Como siempre estoy hablando de la congelación de óvulos, quizá os preguntareis si se puede hacer deporte cuando estamos en ese proceso. Tu médico te aconsejará sobre el tipo de ejercicio que puedes hacer, teniendo en cuenta tus antecedentes y tu historial médico, pero, por lo general, la respuesta es la misma a cuando se está buscando un embarazo de forma natural; es decir, sí es recomendable realizar ejercicio físico, siempre con moderación, ya que, al promover la salud y el bienestar general, podría mejorar la calidad de los óvulos que se congelan.

Ahora que tenemos claro que el ejercicio físico es aconsejable antes y durante el embarazo, surge la duda de si se puede hacer ejercicio físico después de la extracción de óvulos o de una transferencia embrionaria. La extracción de óvulos se consigue mediante una punción folicular, una operación sencilla de unos 20 minutos de duración que se realiza con sedación, para evitar cualquier molestia a la paciente, y que permite a la mujer regresar a su casa el mismo día. Sin embargo, es recomendable hacer vida tranquila ese día y no realizar grandes esfuerzos.

La transferencia embrionaria de los tratamientos de reproducción asistida consiste en transferir al útero el embrión que tiene más posibilidades de sobrevivir. Se realiza por vía vaginal y sin necesidad de anestesia. Aunque existe la creencia de que el reposo ayuda a la implantación del embrión, no hay evidencias científicas que respalden esta idea; las tasas de éxito entre las pacientes que descansan después del procedimiento y los que retoman sus actividades normales es la misma. Sin embargo, aunque no sea necesario permanecer en reposo, no es aconsejable realizar ejercicio aeróbico o de gran impacto, así como levantar peso en los días posteriores.

Estos días suelen ser de muchos nervios, ya que hasta pasados 12 o 15 días no se realiza la prueba de embarazo. Por eso es importante realizar actividades que nos gusten y mantenernos activas, lo que ayudará a bajar el nivel de estrés y ansiedad tan característicos de este periodo. Un periodo tan importante en los tratamientos de reproducción asistida que tiene nombre propio, es conocido como la betaespera.

[1] chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/46065/Barakat%2c%202020.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

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