Septiembre es el mes de los inicios por excelencia, en mi caso lo es más que enero casi; es la vuelta al cole, la vuelta a la rutina para los niños y sus familias, pero también lo es para los que no tenemos hijos, ya que agosto, hayamos disfrutado o no de vacaciones, supone un parón, o al menos un freno, en nuestras rutinas diarias. Por eso me parece un buen mes para recordaros algunos datos sobre infertilidad que no nos contaron en su momento, para que cada mujer en edad fértil, este pensando o no en ser madre, tenga toda la información necesaria para tomar mejores decisiones.
Hablando con un grupo de amigas, algunas han sido madres gracias a la reproducción asistida, otras de forma natural, otras lo están intentando y alguna no quiere serlo, en lo que coincidimos todas es en que, si hubiéramos sabido con 25 o 30 años lo que sabemos ahora sobre la infertilidad, habríamos actuado distinto, desde pedir un simple test de fertilidad, donde se mide la reserva ovárica, o haber optado por congelar nuestros óvulos. La mayor parte de nosotras coincidimos en que el tema de la maternidad y de la fertilidad no es un tema que saque el especialista, por lo que, o tienes información de fuera, o piensas que no debe ser tan complicado quedarse embarazada.
Los años pasan, y creemos que es cuestión de ponerse y tener un poco de paciencia, pero no, y menos a partir de 35 años. Hay una gran cantidad de factores, además de la edad, que dificultan un embarazo, desde una endometriosis, una baja reserva ovárica, el Síndrome de ovario poliquístico o una obstrucción de las Trompas de Falopio, por nombrar algunas. Patologías que pasan en muchas ocasiones desapercibidas o que se manifiestan a través de un dolor que asumimos como normal por el hecho de ser mujeres y tener la menstruación.
Estamos acostumbrados, desde hace algunos años, que las tasas de natalidad sean cada vez más bajas; España ocupa un triste segundo puesto, por detrás de Italia, con el índice de natalidad más bajo, con 1,19 hijos por mujer en 2021, es decir, por cada 1.000 habitantes se dan 7,12 nacimientos. Los motivos por los que la natalidad sea tan baja son básicamente sociales, inestabilidad económica, inestabilidad y precariedad laboral, difícil acceso a una vivienda, o muchos otros factores que finalmente pueden derivar en un problema médico, ya que, cuando una mujer se plantea ser madre, lo hace más allá de los 35 años, cuando empiezan a surgir los primeros problemas de infertilidad.
Una de las cosas más importantes que debemos saber es que una mujer nace con un número de ovocitos limitados , no producirá más a lo largo de su vida, y en cada ovulación va perdiendo hasta llegar a la menopausia. La biología es inteligente, y cada mes, el ovario prepara los mejores óvulos para ser fecundados, esto quiere decir que los óvulos de una mujer con 30 años van a ser mejores que sus óvulos con 10 años más. Por ejemplo, una mujer con una baja reserva ovárica (es la cantidad de ovocitos que quedan en el ovario en un momento concreto) diagnosticada a los 25 años, está a tiempo de congelar sus óvulos y poder usarlos, si es que quiere, en el momento en que lo considere adecuado, pero si no conoce ese dato e intenta ser madre más adelante, igual se encuentra con problemas. Pero no solo una mujer con baja reserva ovárica; los óvulos que tenemos con 30 años son mejores que los que tenemos con 40 años, no me cansaré de repetirlo, y a la hora de buscar un embarazo con estos óvulos, la edad a tener en cuenta es la edad a la que fueron congelados, no la edad que tienes cuando los utilizas, por lo que, y esto es matemáticas, las posibilidades de quedarte embarazada son más altas.
Este es solo un ejemplo, pero las clínicas de fertilidad están llenas de mujeres mayores de 35 años que no consiguen quedarse embarazadas y para las que el proceso sería más rápido si hubieran congelado sus óvulos con anterioridad.
Afortunadamente hay algo de conciencia en la sociedad sobre el tema, muchas famosas han alzado la voz reconociendo que no pudieron cumplir su deseo de ser madres porque estaban volcadas en su trabajo y cuando lo intentaron, era demasiado tarde… Cada vez, sobre todo en redes sociales, hay más mujeres que cuentan que han congelado sus óvulos porque quieren preservar su fertilidad y muchas otras hablan de cómo están viviendo su tratamiento de reproducción asistida o su diagnóstico de infertilidad. Todas ellas coinciden en una cosa, “ojalá lo hubiera sabido antes”, porque en la maternidad el reloj no corre a nuestro favor, y cuanto antes conozcamos el problema más fácil será atajarlo.
Cada año son más las mujeres que se hacen un estudio de fertilidad mucho antes de querer ser madres, por lo que pueda pasar, pero, teniendo en cuenta que lo recomendable es que las mujeres nos hagamos un chequeo ginecológico una vez al año, no estaría de más que los especialistas nos recomendaran este tipo de pruebas, para no llevarnos sustos a la hora buscar un embarazo de forma natural.
Aunque hemos avanzado mucho en los últimos años, aún hay mucho que hacer, no me cansaré de repetirlo, la información es poder, pero esta información no llega siempre a quien lo necesita; es labor de todos, de profesionales, de compañeras de trabajo, de conocidas, de amigas y de familiares, hablar abiertamente sobre la fertilidad y la infertilidad, para que una mujer pueda tomar decisiones cuando aún está a tiempo y no ver truncado su sueño de ser madre por no haber tenido la información necesaria.
El otro día llegó a mis manos una guía publicada por Gedeon Richter, en la que se trata este tema: “Cómo explicar a tu pareja que has decidido congelar tus óvulos”. Las autoras de la guía son Julie Nekkebroeck, Psicóloga clínica y psicoterapeuta en Brussels-IVF, y Angie Grimberg, creadora de contenido digital francesa centrada en la maternidad.
La apertura y la honestidad son las piedras angulares de cualquier relación exitosa. Cuando se trata de comunicar tu decisión de preservar tu fertilidad, el momento adecuado y la forma en que te expresas son cruciales. No existe una fórmula mágica, pero la guía nos brinda algunas pautas de gran ayuda para abordar esta conversación con amor y claridad.
“El camino hacia la preservación de la fertilidad es un viaje que involucra a dos personas: tú y tu pareja. Al compartir este proceso con tu compañero, creas un puente de comprensión y apoyo mutuo. Tu pareja puede sentirse inicialmente como un observador externo, pero recuerda que su involucración emocional puede ser una fuente significativa de fortaleza. La comunicación abierta y el tiempo de calidad juntos son herramientas poderosas para mantener el vínculo fuerte mientras enfrentáis juntos este desafío” Julie Nekkebroeck
En el momento de compartir planes de preservación de la fertilidad con tu pareja, es probable que surjan preguntas. Tu pareja podría estar curiosa, preocupada o simplemente deseosa de apoyarte en este emocionante viaje. La guía nos muestra algunas preguntas que podrían surgir y cómo abordarlas:
¿Qué te ha hecho pensar en preservar tu fertilidad?
Compartir tus motivos personales es fundamental. Explícale cómo esta decisión se relaciona con tus metas y tus sueños para el futuro.
¿Tienes un calendario en mente?
Aclara que preservar tu fertilidad te brinda la flexibilidad de elegir cuándo es el momento adecuado para formar una familia. Anímale a expresar sus pensamientos y sentimientos sobre el cronograma.
¿Cuánto costará?
Si la cuestión financiera es relevante, es importante hablar abiertamente sobre ello. Abordar las implicaciones económicas juntos puede fortalecer la relación.
¿Cómo afectará esto a nuestro día a día? ¿Cuántos procesos son?
Comparte detalles sobre el proceso en la medida en que te sientas cómoda. La comunicación abierta puede reducir la incertidumbre y promover un ambiente de apoyo mutuo.
¿Qué puede hacer para ayudarte?
Explícale cómo puede brindarte apoyo emocional y práctico en cada etapa del viaje. Abre la puerta a su participación si así lo deseas.
¿Estás preparada para que otras personas conozcan esta decisión?
Si tienes una preferencia sobre la privacidad de esta decisión, comparte tus pensamientos con sinceridad. Invita a una conversación sobre los límites de lo que se compartirá con otros.
“El apoyo incondicional de una pareja puede marcar la diferencia en este viaje. Cuando ambos miembros de la pareja se comprometen a enfrentar los desafíos juntos, la relación se fortalece y el camino se vuelve más llevadero” Angie Grimberg
Aunque deseamos que cada conversación sea positiva y esclarecedora, a veces las preguntas difíciles pueden surgir. La comunicación efectiva implica saber cómo manejar estas situaciones delicadas sin comprometer la relación. Algunas sugerencias para enfrentar estas preguntas de manera respetuosa y constructiva que nos ofrece la guía son:
«¿Podríamos hablar de esto en otro momento?»
Reconoce si la conversación se está volviendo abrumadora y sugiere un momento más adecuado para abordarla.
«Sería bueno si pudiéramos tomar un descanso de esta discusión por ahora.»
La pausa puede proporcionar la oportunidad de reflexionar y regresar a la conversación con una perspectiva más calmada.
«¿Puedo responderte a esa pregunta?»
Aclara si estás dispuesta a abordar la pregunta en ese momento o si prefieres posponer la respuesta.
«No lo sé, todavía estoy trabajando en algunos aspectos.»
Si no tienes una respuesta definitiva, sé honesta al respecto. La toma de decisiones en este viaje puede ser compleja y lleva tiempo.
“La comunicación en una relación es un proceso en constante evolución. Si la conversación se vuelve incómoda, no veas esto como un fracaso. Cada pareja tiene su propio ritmo y estilo de comunicación. A veces, buscar orientación profesional puede ser beneficioso para abordar temas más complejos.” Julie Nekkebroeck
La decisión de preservar tu fertilidad es un acto de amor propio y de compromiso con el futuro. Al compartir esta decisión con tu pareja, estás tejiendo un vínculo más fuerte y construyendo un camino hacia la familia que sueñas. Con empatía, apertura y honestidad, esta conversación puede marcar el comienzo de una nueva etapa emocionante en su relación.
Decide a tiempo preservar tu fertilidad para que no te pase como a infinidad de mujeres del mundo entero, que han renunciado a ser madres por falta de información sobre la congelación de óvulos. La mayoría por cuestiones profesionales, como Helen Mirren y Winona Ryder. ¡Que a ti no te pase!
Aquí está la otra cara de la moneda. En el post anterior os comentaba el caso de dos actrices mundialmente conocidas, que de forma ‘inconsciente’ dejaron para más adelante la maternidad y cuando soñaron con esa posibilidad, ya era tarde. Ya he comentado muchas veces- y seguiré insistiendo sobre ello- que el reloj biológico de las mujeres no entiende de éxitos, trabajos o circunstancias de la vida. Es el que es, nos guste o no. Así venimos programadas a este mundo.
Este es un asunto del que se habla, no solo cuando tratamos de temas como este, el de ser madre, sino que ya, en cualquier foro relacionado con el mundo de las mujeres, el tema de la maternidad es un tema muy presente. Recientemente asistí a una charla en el Espacio de la Fundación Telefónica, celebrado con motivo del Día de la Conciliación y la Responsabilidad, en el que mujeres del Club Malas Madres centraron todos sus argumentos en uno solo: la dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar. Muchas de las mujeres que participaron en el debate hablaron en algún momento de ‘elección’, de ‘renuncia’, de tener la sensación de que se estaban perdiendo la infancia de sus hijos. Todas ellas, mujeres jóvenes con ganas y sana ambición profesional, que, en algún momento de su vida, habían tenido que tomar una decisión vital en sus vidas. ¿Soy madre o soy profesional?
Mientras las escuchaba, me dio por pensar en lo que habíamos hablado ya en post anterior, como decía al principio. Actrices mundialmente conocidas que habían renunciado a la maternidad. El caso de Helen Mirren y Winona Ryder es el mismo de tantas mujeres del mundo entero que no tuvieron otra opción, tuvieron que elegir, con la esperanza de que ‘algún día…’. Pero, ¡y si ese día no llega! Si lees un poco la biografía de una y otra actriz, al final te das cuenta que, tras las bambalinas, el éxito y el dinero, son mujeres como tú y como yo, con sus deseos y sus miedos.
Cuando supe que a Helen Mirren lo que le duele hoy en día es no tener la posibilidad de ser abuela, me hizo sentir mucha ternura hacia ella. Pensé en cuántas mujeres se dicen lo mismo un día y otro. Mujeres anónimas como somos tú y yo. El caso de Winona Ryder también da que pensar. Cuando se iba acercando a la ‘peligrosa’ edad de los 40, estuvo a punto de dejar los escenarios para tratar de ser madre…al final no lo hizo, porque… ¡ay! La dichosa carrera profesional se interpuso en su camino. Hoy, a sus 52 años, la posibilidad de serlo de manera natural, sin adoptar, por ejemplo, no es posible.
Total, que estas dos mujeres representan a muchas otras que, por una u otra razón- generalmente, la vida profesional, o, mejor dicho, él éxito profesional- les ha hecho aplazar la decisión de ser madre porque ¡tenían tiempo por delante’. Pero, cuando han querido ‘ponerse a ello, se han encontrado con la cantilena de: ‘es que estás obsesionada con ser madre’, ‘en cuanto no lo pienses, ya verás que te quedas embarazada’, ‘pide unos meses de baja laboral y así estarás tranquila y ya verás cómo el embarazo llega en el momento que menos te lo esperes’. ¡No me digas que no has escuchado este tipo de conversaciones a tu alrededor! Y, ¿qué hacen estas mujeres desesperadas? Hacer como que se consuelan.
Sabemos que los factores que influyen para que se logre un embarazo son variados. Pero el fundamental es la infertilidad, lógicamente. Probablemente, muchas de estas mujeres lo habrían tenido más fácil si hubieran acudido a un médico que les hubiera explicado las posibilidades que habrían tenido de ser madre con la congelación de óvulos. Lo sencillo que es. Y la tranquilidad que aporta saber que al menos, ese factor no va a ser un problema el día de mañana. Porque estas mujeres sufren un alto nivel de frustración como mujeres, y, desde luego, eso de ‘relájate que ya ocurrirá’ saben de sobra- o intuyen- que no tiene nada que ver. Lo que tienen en la cabeza es que retrasaron la decisión a un momento en el que los óvulos escasean, no tienen la misma calidad, o simplemente, ya no están. Es una cuestión de información. Y ya sabes que este es ¡uno de mis grandes empeños!
Cada vez es más evidente: la congelación de óvulos es la solución de ahora para el bienestar futuro. Piensa en la frustración de mujeres que admiramos por su trabajo en la gran pantalla. Probablemente ellas habrían optado por congelar sus óvulos para poder ser madres cuando eligieran si hubieran tenido toda la información al respecto. Tú estás a tiempo, así que… ¡No lo dejes!
Ser madre con endometriosis es una pregunta frecuente de cualquier consulta de ginecología. La endometriosis es una enfermedad que padecen, aproximadamente, un 10% de las mujeres en edad fértil. Es una patología benigna crónica cuya sintomatología puede ser muy variable y no siempre focalizada en el aparato genital.
La endometriosis consiste en la implantación de tejido endometrial (tejido que recubre el interior del útero) fuera del útero, provocando una inflamación crónica en la zona donde se implanta. Sus síntomas suelen asociarse a la menstruación, presentando dolor intenso en algunos casos, por lo que las pacientes no acuden a consulta. El diagnóstico de esta enfermedad suele tardar unos 10 años aproximadamente. La endometriosis afecta de forma diferente a cada mujer, hay muchas que no presentan ningún síntoma, y en muchas ocasiones los especialistas la descubren en una ecografía o en una cirugía realizada por cualquier otro motivo. Para muchas mujeres, la endometriosis puede tener un impacto negativo en su calidad de vida, limitando su capacidad de trabajo, su vida familiar y social.
Es una de las principales causas de infertilidad femenina, alrededor del 40% de las mujeres que tiene problemas de fertilidad sufre endometriosis. Esto puede deberse al efecto que produce la endometriosis al alterar la anatomía del aparato genital interno; otras veces se produce cuando el miometrio (pared muscular del útero) está afectada y es lo que se denomina adenomiosis; o como consecuencia de cirugías repetidas sobre ovarios durante la extirpación de quistes.
Si tienes endometriosis y no te quedas embrazada después de intentarlo de manera natural durante 6 meses, lo mejor es acudir a un especialista en reproducción asistida para informarte sobre los tratamientos que te podrían ayudar a tener un bebé.
Una de las opciones que tiene una mujer con endometriosis es la preservación de la fertilidad mediante la congelación de óvulos; hay múltiples tratamientos de reproducción asistida que pueden aumentar las posibilidades de conseguir un embarazo. Si no sabes en qué consiste la congelación de óvulos, aquí tienes toda la información https://eligetumomentodesermadre.es/que-es-la-congelacion-de-ovulos/
Hablamos con la doctora Alexandra Izquierdo, directora médica de la Clínica Eugin Madrid, para entender la vinculación entre endometriosis y fertilidad y de las opciones que tiene una paciente que sufra esta patología de ser mamá.
Leyendo la típica web de cotilleo y vida social, me encontré con un par de testimonios de dos actrices de prestigio que me hicieron reflexionar. Se trata de Helen Mirren y Winona Ryder. Hablaban de los motivos por los que no han sido madres y como se sintieron presionadas por no tener hijos.
Helen Mirren comentaba que durante una entrevista con British Vogue le hicieron ‘la pregunta del bebé’. Le preguntaron abiertamente que si había preferido dedicar su vida a su carrera como actriz y dejar a un lado la maternidad. Ella respondió que una vez que más o menos estaba consolidada en la gran pantalla, comenzó a pensar en la posibilidad de ser madre, pero “se ve que no era mi destino. Seguí pensando que se iba a dar, esperaba que sucediera, pero nunca sucedió. Y cada vez que decían: ‘¿qué?, ¿no tiene hijos? Bueno, será mejor que empiece, señora’, yo decía: ‘¡No! ¡Deje de molestarme!’”
En el caso de Winona Ryder ‘la pregunta del bebé’ empezó a ser machacona hasta dentro de su cabeza más allá de los 40 años. En una entrevista en The Telegraph comentó: «esto es un poco personal, pero tengo 42 años y … bueno, estaba hablando con mi padre el año pasado y le dije ‘¿qué pasa si no puedo tener un hijo?’, y él dijo: ‘hay otras formas de tener hijos en tu vida’”.
En definitiva, dos grandes mujeres admiradas en el mundo entero que optaron- o se vieron obligadas- a renunciar a tratar de ser madres cuando el reloj biológico estaba a su favor. Las dos vienen a decir lo mismo: cuando por fin puedes es tarde y encima, la sociedad casi te lo echa en cara. Es alucinante.
Aprovechando que este mes de marzo es el ‘Mes de la Mujer’ quiero compartir un deseo. Que todas las mujeres puedan estar bien informadas sobre las posibilidades que ofrece la congelación de nuestros óvulos en edad fértil. Mejor antes de los 30 y no más tarde de los 35. Lanzo un llamamiento para que cada vez sean menos las mujeres que se vean obligadas a elegir entre la posibilidad de ser madres y la posibilidad de triunfar en el campo profesional.
¡Ahora podemos solucionarlo!