Todos hemos oído mil y una veces eso de “madre no hay más que una”, y hoy os vengo a hablar justo de lo contrario, de “Madre hay más que una” un libro de Samanta Villar donde relata, en primera persona, cómo fue su maternidad. Afortunadamente, cada vez son más las mujeres que hablan abiertamente de una maternidad “no tan idílica” como nos la venden, así como de la infertilidad, y libros como este son de gran utilidad.
Además, en el caso de Samanta Villar, se juntó su edad, cuando decidió ser madre era “demasiado mayor”, con un problema de infertilidad. En su caso, con 41 años y tras 4 largos años, consiguió ser madre de mellizos gracias a una donación de óvulos.
Y yo me pregunto, ¿y si hubiera decidido congelar sus óvulos cuando estos aún eran fértiles? Probablemente su camino hacia la maternidad habría sido algo más corto y sencillo, además de menos costoso. Nos sigue faltando información, y la información, como digo siempre, es poder. Estoy segura de que muchas mujeres habrían congelado sus óvulos de haber conocido esta opción, y más si hubieran sido conscientes de cómo va disminuyendo su fertilidad a partir de los 35 años.
Samanta Villar piensa y dice lo que muchas mujeres pensamos y no decimos, que ojalá nos hubieran informado de que nacemos con un número de óvulos limitado, y de que las probabilidades de lograr un embarazo de forma natural se reducen a partir de los 35 años, pero que nos lo dicen poco, y que muchas mujeres no son conscientes de que su capacidad reproductiva tiene límites, pero que, gracias a la ciencia, podemos ganar tiempo a nuestro reloj biológico.
La infertilidad o esterilidad es una enfermedad que afecta al 17,5% de los adultos en todo el mundo, lo indica la OMS en un informe publicado en abril de este mismo año. Uno de los factores de esta incidencia es la edad de la maternidad, y España es uno de los países europeos en los que las mujeres tienen su primer hijo más tarde, la media se sitúa en 33 años. Los factores por los que la edad de la maternidad se va retrasando son principalmente sociales; la mayoría de mis amigas no ha tenido una estabilidad económica hasta bien cumplidos los 30, y con unos sueldos algo ajustados, el acceso a la vivienda tampoco es fácil para los jóvenes y podría decir que encontrar una pareja con la que formar una familia es cada vez más difícil, y hay muchas mujeres que no se plantean ser madres sin tener pareja.
Hoy os recomiendo este libro porque cuenta, en primera persona y sin tapujos, todo el proceso que vivió antes de que nacieran sus hijos, habla abiertamente de la infertilidad, un tabú para muchas mujeres, acompañado, en muchas ocasiones, de un sentimiento de culpa. Leyéndola eres consciente de lo que siente y piensa una mujer que está intentando quedarse embarazada; ya que detalla desde su diagnóstico de infertilidad hasta el momento del parto, pasando por el duelo de una pérdida, los altibajos emocionales, además de testimonios de otras mujeres o parejas que han recurrido a la reproducción asistida para formar una familia.
En un lenguaje cercano y natural nos habla de términos tan científicos como la hormona antimulleriana, los folículos o la reserva ovárica, términos habituales en una consulta de fertilidad pero que suenan a chino la primera vez que los escuchas, términos que estaría bien haber escuchado antes.
Fuera de las polémicas que generó el libro, relacionadas con más bien con el post parto, que ella califica como un tsunami, yo me quedo con la parte de la gestación, y de los aprendizajes que se pueden sacar de aquí.
Las mujeres que han pasado por un tratamiento de reproducción asistida se sentirán identificadas, sin duda, pero no solo ellas, creo que este libro puede ayudar a que las mujeres nos tomemos más en serio la fertilidad, y no solo desde el momento en que deseamos ser madres, sino antes, pidiendo pruebas, tan sencillas como una analítica o una ecografía, antes de que nuestro reloj biológico nos avise.
Y para despedirme me quedo con un mensaje que la autora quiere transmitir a todas las mujeres o parejas que están pasando por un tratamiento de reproducción asistida, y es la intentar vivirlo lo más en paz posible y sin ansiedad.
La publicación de este informe coincide con el Mes de Fertilidad, que se celebra en junio, ya que el día 4 es el Día Mundial de la Fertilidad, una iniciativa de la ASRM (la sociedad americana de fertilidad) cuyo objetivo es crear conciencia sobre una enfermedad que afecta a 48 millones de parejas y 186 millones de personas en todo el mundo, según los últimos datos de la OMS. La infertilidad es una enfermedad que, cuando tiene que ver con la edad de la mujer exclusivamente, se puede subsanar si somos previsoras, congelando nuestros óvulos.
El informe destaca los miedos relacionados con la infertilidad, miedo a que cause depresión, a que influya en el rendimiento laboral, a arruinar la relación de pareja, a condicionar la vida sexual, que están causados, en parte, por la idea generalizada de que una mujer se quedará embarazada cuando quiera, lo que hace que cuando se detecta un problema de infertilidad, en muchas ocasiones sea tarde. Si en una consulta rutinaria con nuestro especialista en ginecología nos hacemos un test de fertilidad, y nos informan, por ejemplo, de que nuestra reserva ovárica es más baja de que lo que debería por nuestra edad, podríamos tomar alguna decisión en caso de que quisiéramos ser madres, podríamos congelar nuestros óvulos antes de que nuestra reserva ovárica disminuyera.
Como siempre, la información es necesaria, y nos evitaría muchos de estos miedos; miedos que, además, están condicionados por una sociedad en la que la infertilidad masculina es más tabú aun que la femenina, por lo que, en muchos casos, es la mujer la que se considera responsable cuando el embarazo no llega. Las mujeres tenemos que admitir que el tic tac del reloj biológico impacta en nosotras, que no siempre nos encontramos listas para ser madres- por la razón que sea- cuando realmente podemos, según nuestra propia naturaleza.
Tener un plan de vida profesional, social y familiar no debe implicar sacrificar la maternidad o exponernos a ello por retrasarla, y muchas veces generarnos miedos que condicionan nuestro día a día. No estaría de más realizar, en alguna de nuestras revisiones, una prueba de fertilidad, con independencia de cuál sea nuestra situación profesional o social. Este test consiste en el análisis cuantitativo de la Hormona Antimulleriana (AMH), para estimar la cantidad de óvulos fértiles que tenemos cada una de nosotras, es decir, la cantidad de óvulos fértiles que tenemos, algo que es clave para conseguir un embarazo. Todas estas pruebas y procesos son fáciles, sin apenas molestias- no más allá de una regla un poco dolorosa, en su caso-. Seguramente tener esta información nos va a ayudar muchísimo a la hora de decidir qué hacer en el futuro y nos ayudaría a quitarnos los miedos de la temida infertilidad, que, en muchas ocasiones, son infundados.
Aprovechando el mes de la fertilidad, y ahora que tenemos claro lo importante que es tener información sobre nuestra fertilidad para evitar vivir con miedo por lo que pueda pasar, quiero compartir con vosotros algunos conceptos que no está de más tener presentes.
1.- La infertilidad es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud. Los datos son contundentes. Uno de cada 6 adultos sufre infertilidad. La OMS dice que es urgente facilitar a estas personas el acceso a tratamientos de fertilidad.
2.- Se considera infertilidad y se aconseja acudir a un especialista al no conseguir un embarazo tras un año de relaciones sexuales frecuentes sin utilizar métodos anticonceptivos, y seis meses si la mujer tiene más de 35 años.
3.- En el caso de las mujeres, uno de los factores que ocasiona la infertilidad es la edad. Ya hemos comentado en otras ocasiones este factor, pero hay que seguir insistiendo sobre ello, porque en el caso de que este sea el motivo que provoca la infertilidad en la mujer, podemos ponerle remedio con la congelación de nuestros óvulos. Las mujeres nacemos con una cantidad de ovocitos fija, el cuerpo no genera más a lo largo de nuestra vida. Estos ovocitos se encuentran en fase latente en el ovario y comienzan su maduración tras la pubertad. En cada ciclo menstrual, un grupo de folículos comienza su maduración y diferenciación para convertirse en un folículo maduro, del que saldrá un ovocito, que puede ser fecundado o no. Si esto no sucede, este óvulo, junto a los folículos que no consiguen una ovulación, desaparecen. Así que cada una de nosotras va perdiendo una cantidad de folículos que traemos de nacimiento en cada menstruación hasta llegar a la menopausia.
Decide a tiempo preservar tu fertilidad para que no te pase como a infinidad de mujeres del mundo entero, que han renunciado a ser madres por falta de información sobre la congelación de óvulos. La mayoría por cuestiones profesionales, como Helen Mirren y Winona Ryder. ¡Que a ti no te pase!
Aquí está la otra cara de la moneda. En el post anterior os comentaba el caso de dos actrices mundialmente conocidas, que de forma ‘inconsciente’ dejaron para más adelante la maternidad y cuando soñaron con esa posibilidad, ya era tarde. Ya he comentado muchas veces- y seguiré insistiendo sobre ello- que el reloj biológico de las mujeres no entiende de éxitos, trabajos o circunstancias de la vida. Es el que es, nos guste o no. Así venimos programadas a este mundo.
Este es un asunto del que se habla, no solo cuando tratamos de temas como este, el de ser madre, sino que ya, en cualquier foro relacionado con el mundo de las mujeres, el tema de la maternidad es un tema muy presente. Recientemente asistí a una charla en el Espacio de la Fundación Telefónica, celebrado con motivo del Día de la Conciliación y la Responsabilidad, en el que mujeres del Club Malas Madres centraron todos sus argumentos en uno solo: la dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar. Muchas de las mujeres que participaron en el debate hablaron en algún momento de ‘elección’, de ‘renuncia’, de tener la sensación de que se estaban perdiendo la infancia de sus hijos. Todas ellas, mujeres jóvenes con ganas y sana ambición profesional, que, en algún momento de su vida, habían tenido que tomar una decisión vital en sus vidas. ¿Soy madre o soy profesional?
Mientras las escuchaba, me dio por pensar en lo que habíamos hablado ya en post anterior, como decía al principio. Actrices mundialmente conocidas que habían renunciado a la maternidad. El caso de Helen Mirren y Winona Ryder es el mismo de tantas mujeres del mundo entero que no tuvieron otra opción, tuvieron que elegir, con la esperanza de que ‘algún día…’. Pero, ¡y si ese día no llega! Si lees un poco la biografía de una y otra actriz, al final te das cuenta que, tras las bambalinas, el éxito y el dinero, son mujeres como tú y como yo, con sus deseos y sus miedos.
Cuando supe que a Helen Mirren lo que le duele hoy en día es no tener la posibilidad de ser abuela, me hizo sentir mucha ternura hacia ella. Pensé en cuántas mujeres se dicen lo mismo un día y otro. Mujeres anónimas como somos tú y yo. El caso de Winona Ryder también da que pensar. Cuando se iba acercando a la ‘peligrosa’ edad de los 40, estuvo a punto de dejar los escenarios para tratar de ser madre…al final no lo hizo, porque… ¡ay! La dichosa carrera profesional se interpuso en su camino. Hoy, a sus 52 años, la posibilidad de serlo de manera natural, sin adoptar, por ejemplo, no es posible.
Total, que estas dos mujeres representan a muchas otras que, por una u otra razón- generalmente, la vida profesional, o, mejor dicho, él éxito profesional- les ha hecho aplazar la decisión de ser madre porque ¡tenían tiempo por delante’. Pero, cuando han querido ‘ponerse a ello, se han encontrado con la cantilena de: ‘es que estás obsesionada con ser madre’, ‘en cuanto no lo pienses, ya verás que te quedas embarazada’, ‘pide unos meses de baja laboral y así estarás tranquila y ya verás cómo el embarazo llega en el momento que menos te lo esperes’. ¡No me digas que no has escuchado este tipo de conversaciones a tu alrededor! Y, ¿qué hacen estas mujeres desesperadas? Hacer como que se consuelan.
Sabemos que los factores que influyen para que se logre un embarazo son variados. Pero el fundamental es la infertilidad, lógicamente. Probablemente, muchas de estas mujeres lo habrían tenido más fácil si hubieran acudido a un médico que les hubiera explicado las posibilidades que habrían tenido de ser madre con la congelación de óvulos. Lo sencillo que es. Y la tranquilidad que aporta saber que al menos, ese factor no va a ser un problema el día de mañana. Porque estas mujeres sufren un alto nivel de frustración como mujeres, y, desde luego, eso de ‘relájate que ya ocurrirá’ saben de sobra- o intuyen- que no tiene nada que ver. Lo que tienen en la cabeza es que retrasaron la decisión a un momento en el que los óvulos escasean, no tienen la misma calidad, o simplemente, ya no están. Es una cuestión de información. Y ya sabes que este es ¡uno de mis grandes empeños!
Cada vez es más evidente: la congelación de óvulos es la solución de ahora para el bienestar futuro. Piensa en la frustración de mujeres que admiramos por su trabajo en la gran pantalla. Probablemente ellas habrían optado por congelar sus óvulos para poder ser madres cuando eligieran si hubieran tenido toda la información al respecto. Tú estás a tiempo, así que… ¡No lo dejes!
Ser madre con endometriosis es una pregunta frecuente de cualquier consulta de ginecología. La endometriosis es una enfermedad que padecen, aproximadamente, un 10% de las mujeres en edad fértil. Es una patología benigna crónica cuya sintomatología puede ser muy variable y no siempre focalizada en el aparato genital.
La endometriosis consiste en la implantación de tejido endometrial (tejido que recubre el interior del útero) fuera del útero, provocando una inflamación crónica en la zona donde se implanta. Sus síntomas suelen asociarse a la menstruación, presentando dolor intenso en algunos casos, por lo que las pacientes no acuden a consulta. El diagnóstico de esta enfermedad suele tardar unos 10 años aproximadamente. La endometriosis afecta de forma diferente a cada mujer, hay muchas que no presentan ningún síntoma, y en muchas ocasiones los especialistas la descubren en una ecografía o en una cirugía realizada por cualquier otro motivo. Para muchas mujeres, la endometriosis puede tener un impacto negativo en su calidad de vida, limitando su capacidad de trabajo, su vida familiar y social.
Es una de las principales causas de infertilidad femenina, alrededor del 40% de las mujeres que tiene problemas de fertilidad sufre endometriosis. Esto puede deberse al efecto que produce la endometriosis al alterar la anatomía del aparato genital interno; otras veces se produce cuando el miometrio (pared muscular del útero) está afectada y es lo que se denomina adenomiosis; o como consecuencia de cirugías repetidas sobre ovarios durante la extirpación de quistes.
Si tienes endometriosis y no te quedas embrazada después de intentarlo de manera natural durante 6 meses, lo mejor es acudir a un especialista en reproducción asistida para informarte sobre los tratamientos que te podrían ayudar a tener un bebé.
Una de las opciones que tiene una mujer con endometriosis es la preservación de la fertilidad mediante la congelación de óvulos; hay múltiples tratamientos de reproducción asistida que pueden aumentar las posibilidades de conseguir un embarazo. Si no sabes en qué consiste la congelación de óvulos, aquí tienes toda la información https://eligetumomentodesermadre.es/que-es-la-congelacion-de-ovulos/
Hablamos con la doctora Alexandra Izquierdo, directora médica de la Clínica Eugin Madrid, para entender la vinculación entre endometriosis y fertilidad y de las opciones que tiene una paciente que sufra esta patología de ser mamá.
Leyendo la típica web de cotilleo y vida social, me encontré con un par de testimonios de dos actrices de prestigio que me hicieron reflexionar. Se trata de Helen Mirren y Winona Ryder. Hablaban de los motivos por los que no han sido madres y como se sintieron presionadas por no tener hijos.
Helen Mirren comentaba que durante una entrevista con British Vogue le hicieron ‘la pregunta del bebé’. Le preguntaron abiertamente que si había preferido dedicar su vida a su carrera como actriz y dejar a un lado la maternidad. Ella respondió que una vez que más o menos estaba consolidada en la gran pantalla, comenzó a pensar en la posibilidad de ser madre, pero “se ve que no era mi destino. Seguí pensando que se iba a dar, esperaba que sucediera, pero nunca sucedió. Y cada vez que decían: ‘¿qué?, ¿no tiene hijos? Bueno, será mejor que empiece, señora’, yo decía: ‘¡No! ¡Deje de molestarme!’”
En el caso de Winona Ryder ‘la pregunta del bebé’ empezó a ser machacona hasta dentro de su cabeza más allá de los 40 años. En una entrevista en The Telegraph comentó: «esto es un poco personal, pero tengo 42 años y … bueno, estaba hablando con mi padre el año pasado y le dije ‘¿qué pasa si no puedo tener un hijo?’, y él dijo: ‘hay otras formas de tener hijos en tu vida’”.
En definitiva, dos grandes mujeres admiradas en el mundo entero que optaron- o se vieron obligadas- a renunciar a tratar de ser madres cuando el reloj biológico estaba a su favor. Las dos vienen a decir lo mismo: cuando por fin puedes es tarde y encima, la sociedad casi te lo echa en cara. Es alucinante.
Aprovechando que este mes de marzo es el ‘Mes de la Mujer’ quiero compartir un deseo. Que todas las mujeres puedan estar bien informadas sobre las posibilidades que ofrece la congelación de nuestros óvulos en edad fértil. Mejor antes de los 30 y no más tarde de los 35. Lanzo un llamamiento para que cada vez sean menos las mujeres que se vean obligadas a elegir entre la posibilidad de ser madres y la posibilidad de triunfar en el campo profesional.
¡Ahora podemos solucionarlo!