Es importante hablar con tu pareja sobre tratamientos de fertilidad

Elige tu momento de ser madre - ¿Y la pareja qué?

Muchas mujeres que deciden preservar su fertilidad lo hacen viviendo en pareja, y es importante hablar con tu pareja sobre tratamientos de fertilidad, para que esta no se sienta desplazada

Casi siempre que hablamos de congelar nuestros óvulos pensamos y razonamos de acuerdo a nuestra perspectiva como mujeres. Hemos hablado muchas veces- aunque no las suficientes y por ello, insistiremos- en las ventajas que tiene este método de preservación de la fertilidad para nosotras, no solo en el ámbito personal, sino también en otros muchos campos de nuestra vida, pero en ocasiones nos olvidamos de la persona, si es que la hubiera, con la que compartimos nuestra vida, pero es importante hablar con tu pareja sobre tratamientos de fertilidad.

Pero ¿qué pasa con nuestra pareja, sea hombre o mujer? ¿Qué papel tiene en todo esto? ¿Cómo se siente? ¿Participa? Pues como ya me conocéis, pregunta que me surge, pregunta que trato de responder. De modo que, aprovechando que había quedado a tomar café con mi amiga Malena, que es psicóloga, le planteo la cuestión.

Malena me dice que cuando una mujer se plantea congelar sus óvulos estando en una relación de pareja estable, el papel del otro en este proceso es fundamental y puede suponer en algunos casos un reto en su relación. “¿Reto en su relación?” repito en voz alta.

“Sí”, me responde Malena, contundentemente. Dice que, como en todas las decisiones que se toman en pareja, hay que saberlas llevar a buen puerto. Es decir, mientras que a unas parejas el proceso de tomar la decisión, asesorarse y llevarlo a cabo les une más, hay otras que se “estropean” por el camino. Las parejas que lo saben llevar bien, que deciden en común porque lo valoran como un proyecto de dos de principio a fin, se sienten más unidas; la comunicación y la empatía entre ellos mejora e incluso, discuten menos. ¿Por qué? porque en todo momento lo han planteado como un proyecto común, aunque físicamente afecte solo a la mujer, o a una de las mujeres, en el caso de que se trate de una pareja formada por dos mujeres.

Pero… ¡cuidado! Hay mujeres que, una vez tomada la decisión de congelar sus óvulos, se “olvidan” de su pareja. La apartan a un lado y le cuentan el proceso como si fuera una cosa exclusivamente suya. Malena dice que, en estos casos, la pareja se siente desplazada, “es como si cuando aprendes a montar en bicicleta te apoyas en ruedines y cuando adquieres seguridad, los quitas y vas tu sola… sin permitir que otra persona camine -o monte- contigo, a tu lado, a la misma velocidad que tú”.

Chicas, no caigáis en esto. No hagáis que vuestra pareja sea un mero observador u observadora. Es la persona que habéis elegido para caminar en la vida, no se somete al proceso de congelación como tú, vale, quizá en un futuro ni siquiera será ya tu pareja, pero en este momento lo es y siempre tendrás un bonito recuerdo de este paso que has compartido con la persona que amas.

Planifica tu maternidad o paternidad con tiempo suficiente

La congelación de óvulos ayuda a nuestra salud mental

La European Fertility ha dejado varios mensajes importantes, y ha reforazado uno que ya tenía claro, la importancia de planificar tu maternidad o paternidad con tiempo suficiente

En el post anterior te hablé del descubrimiento que hice sobre la #EuropeanFertilyweek, que se celebró la primera semana de noviembre en todos los países europeos. Bueno, ¡un puntazo!, y si hay algo que han dejado claro, es la importancia de planificar la maternidad o paternidad con tiempo suficiente

La he seguido por streaming y he tomado buena nota de algunos mensajes que ayudarán a muchas mujeres a decidir sobre su propio destino, como personas, como profesionales y como futuras madres.

Mira lo que dicen los médicos:

“La edad juega un papel fundamental en la fertilidad tanto en las mujeres como en los hombres. (A veces esto se nos olvida…y este comentario es de mi cosecha 😊). Sobre esto han sido muy claros: “A los 37 años, el 90% de los óvulos han desaparecido. A los 40, solo hay un 5% de probabilidad de quedar embarazada”. O sea, lo mismo que te vengo diciendo desde hace un montón de tiempo. El dichoso reloj biológico es el que es para las mujeres. Pero no se han quedado aquí. También han recordado que la calidad del esperma disminuye con la edad.

Planifica maternidad o paternidad cuanto antes”. Este ha sido su mensaje principal. Tanto para mujeres como para hombres. Tú sabes mejor cuándo estás lista- o estás listo- para tener hijos. Y yo añado: no deberíamos dormirnos en los laureles. ¿Qué trabajo te cuesta acudir a una clínica de reproducción asistida e informarte con especialistas?

Otra ‘perla’: “La edad también afecta a los tratamientos”. Es decir, las principales barreras para el diagnóstico de infertilidad según los pacientes son los estigmas y el diagnóstico tardío por retraso en la actuación del profesional sanitario. Vamos, que lo que dicen los especialistas es que, si habláramos de estas cosas con naturalidad y estuviéramos más informados, muchas personas serían más felices, porque actuarían antes de que fuera tarde, insisto, ¿qué trabajo cuesta acudir a una clínica de reproducción asistida e informarte con especialistas?

Seguimos: “Aunque cada país de la Unión Europea tiene su propio sistema sanitario y sus propias leyes, la mayoría coinciden en poner dificultades, como la edad, para que las mujeres puedan someterse a tratamientos de fertilidad”. Como las posibilidades de ser madre se reducen drásticamente a partir de los 35 años, la mayor parte de los países te deja fuera de los tratamientos de fertilidad a partir de esa edad (afortunadamente, en España, algunas comunidades autónomas están ampliando ese límite a los 40 años). Yo sigo erre que erre. ¿Qué trabajo cuesta acudir a una clínica de reproducción asistida e informarte con especialistas?

Y ya te dejo la ‘traca final’: “Los problemas de infertilidad son psicológicamente agotadores. Los tabúes sociales y los estigmas en torno a la (in)fertilidad son perjudiciales y provocan un retraso en los tratamientos. Es necesario implementar campañas de comunicación para eliminar los estigmas en toda Europa”. En fin, más claro, agua. Lo que veníamos hablando ya desde el post anterior, que muchos de estos problemas repercuten también en nuestra salud mental. Y en buena medida podrían resolverse con una adecuada información y educación desde la adolescencia. Lo vamos retrasando… y al final, nos tiramos de los pelos por no haber tomado medidas. Así pues… ¿Qué trabajo cuesta acudir a una clínica de reproducción asistida e informarte con especialistas?

Yo ahí lo dejo.

La congelación de óvulos ayuda a nuestra salud mental

La congelación de óvulos ayuda a nuestra salud mental

25 millones de europeos se encuentran con problemas de infertilidad, en muchas ocasiones debidos a la edad a la que buscan un embarazo. La congelación de óvulos ayuda a nuestra salud mental ya que ofrece la tranquilidad de usarlos cuando sea el momento adecuado.

Imagino que el título de mis reflexiones de este mes te ‘choca’ un poco, aunque creo que a estas alturas a nadie le sorprende que la congelación de óvulos ayude a nuestra salud mental. Te cuento. Brujuleando por Internet me encuentro con que este mes se celebra la #EuropeanFertilityWeek. ¡No tenía ni idea de que existiera! Lógico, hasta que no te interesas por un tema, tus ojos no se paran en determinadas informaciones. Bueno, el caso es que se celebra desde 2016 con el objetivo de concienciar sobre la infertilidad y los problemas a los que se enfrentan las personas con infertilidad. Y lo primero que llama mi atención es esta frase “el viaje de la infertilidad es tanto un desafío físico como mental”. Para 25 millones de europeos puede ser un camino tortuoso lleno de obstáculos, un camino que no siempre es tan sencillo como debería y no siempre termina bien. No había caído en ello, pero es verdad. Lo que me lleva a pensar otra cosa. Cuando la ‘cabeza’ entra en juego, estamos ya en temas que tienen que ver con la salud mental.

Frente a esta realidad, tengo la sensación de que el tema de tener hijos se sigue considerando como una decisión en la que, si la naturaleza no ayuda, pues no hay más remedio que aguantarse y asumirlo. Bueno, algo de esto es cierto. Las obsesiones nunca traen nada bueno. Pero también pienso que, en muchos casos, la falta de información y la ausencia de una educación desde la adolescencia sobre estos temas, constituye buena parte de un problema que podría dejar de serlo para muchas personas. Ya sabemos que la infertilidad tiene que ver con muchos factores, algunos relacionados con la edad y la falta de planificación previa de la mujer. Sí, digo de la mujer, porque somos nosotras las que tenemos ese dichoso reloj biológico. Nos guste o no, es la realidad.

Me pregunto cuántos de estos 25 millones de personas podrían haber solucionado su infertilidad si hubieran estado mejor informados de tratamientos como el de la congelación de óvulos. Creo que en los colegios debería introducirse este tema como uno más dentro de la educación sexual, porque con información, se toman mejores decisiones. Muchas chicas se enfrentarían a la vida de otra manera, sin esa presión en su cabeza al verse obligadas a escoger entre su vida profesional y su posibilidad de ser madre. Qué diferente sería para muchas de ellas saber que la edad para ser madres no es ya un condicionante si tomamos medidas tan fáciles como acudir a un centro especializado en estos procesos donde les van a informar con profesionalidad y las van a acompañar en este camino con todo el cariño del mundo. Y más cuando ya sabemos que se trata de un proceso indoloro, rápido y fácil que no condiciona para nada ser madre de manera tradicional o incluso, optar por no serlo.

¡Qué fácil y cuántas personas podrían ser mucho más felices!

Las mujeres no somos invisibles y decidimos sobre nuestra fertilidad

Ya no somos invisibles

Gracias a los avances de la ciencia, y aunque sigamos viviendo en un mundo donde rigen las normas de los hombres, las mujeres no somos invisibles y decidimos sobre nuestra fertilidad, congelando nuestros óvulos para preservar nuestra fertilidad.

Así continuaría yo el informe que El Club de las malas madres publicó en 2020 sobre sobre el rol que asigna la sociedad a la mujer que ha decidido ser madre en un mundo que sigue siendo de hombres, el más reciente que hay sobre este tema. La verdad es que dice verdades como puños, pero creo que las mujeres no somos invisibles y podemos decidimos sobre nuestra fertilidad. Las mujeres nos hemos creído que, por fin, se nos reconoce con todos nuestros derechos y singularidades propias de la mujer, pero en realidad, nos hemos introducido en un mundo donde rigen las normas de los hombres. Y en el caso de la maternidad, no hay duda. Mira a tu alrededor, ¿cuántas de tus amigas que han decidido ser madres ha reducido su jornada laboral?, ¿cuántos abuelos ves en los parques haciéndose cargo de sus nietos porque sus padres están trabajando?, ¿cuántas mujeres conoces que han renunciado a crecer profesionalmente porque en su empresa, de entrada, ya consideran que no es compatible que su hijo tenga fiebre y que ella tenga que acudir a su puesto de trabajo?, ¿cuántos hombres renuncian a sus carreras profesionales para que su mujer tenga las mismas posibilidades si hay hijos de por medio?

Y añado: ¿Cuántas de estas mujeres son menores de 40 años? La inmensa mayoría. Porque se da la circunstancia de que la mayoría sabemos que, o decides quedarte embarazada antes de los 35 años, o tus posibilidades se reducen drásticamente, lo queramos o no. En concreto, la tasa de fertilidad disminuye drásticamente a partir de los 35 años, pasando a ser de un 25% y a los 40 años, las posibilidades de ser madre de manera natural se reducen al 10%. Esto es así, nos guste o no, porque, aunque la sociedad ha avanzado en muchos ámbitos, el reloj biológico de la mujer sigue siendo el mismo.

Lo que sí ha cambiado es que la ciencia está de nuestro lado, y esto hay que tenerlo muy claro, al igual que ha avanzado la sociedad, siendo, poco a poco, cada vez más igualitaria.

Que ahora vivamos más tiempo, con más calidad de vida y que seamos jóvenes durante más tiempo, no quiere decir que el sistema reproductivo de la mujer haya cambiado. Pero lo que sí ha cambiado es que la congelación de óvulos nos abre un mundo de posibilidades para ser madres- y padres- sin perder ni un ápice de calidad de nuestros óvulos, si hacemos las cosas cuando hay que hacerlas. Ya sabes, mejor antes de los 30 años y, en cualquier caso, antes de los 35.

El informe es de 2020, pero en dos años la situación no ha cambiado mucho. Sería necesario aumentar las ayudas y las medidas de conciliación, para que tanto hombres como mujeres pudieran organizar su tiempo en base a sus necesidades, para que no recayera siempre en las mujeres el cuidado de los niños; la conciliación debería ser una cuestión de personas, no sólo de las madres. Además, sería necesario que las autoridades sanitarias hicieran una campaña de información para que mujeres y hombres conozcamos las ventajas de la congelación de óvulos, porque así, sí que podemos elegir nuestro momento; así, sí podremos estar en condiciones de buscar el mejor momento de nuestra vida para conciliar nuestra vida laboral y personal. Y así, las mujeres dejaremos de ser ‘invisibles’, y no nos conformaremos con un mundo que no se ha adaptado completamente a los que vivimos en él, que somos hombres y mujeres.

La paternidad y la maternidad a los 39 años, era nuestro momento

Ser padres a los 39

He conocido a unos padres que tienen una hija de 5 años gracias a que ella congeló sus óvulos. Tenían claro que querían ser padres, pero por sus profesiones decidieron retrasar el momento. Me hablaron de su maternidad y paternidad a los 39 años porque era su momento.

“¿Por qué fuisteis padres a los 39 años?” “Porque supimos que había llegado nuestro momento de formar una familia. Ahora sí. El sueño que habíamos planificado hace 12 años, cuando Macarena congeló sus óvulos, tomó forma real. Nuestra paternidad y maternidad llegó a los 39 años porque era nuestro momento. Primero en nuestro corazón, luego en nuestra cabeza y después en todo nuestro ser como hombre y como mujer”. Así habla Antonio, un hombre que hoy tiene 44 años y que tiene, junto con Macarena (44 años también), una niña de 5. Gabriela es el sueño más maravilloso hecho realidad de esta pareja. Vino al mundo en una fría noche de invierno, aunque sus padres solo sentían el calor del amor más esperado.

He conocido a Macarena y a Antonio este verano en la playa. Coincidíamos casi todos los días a las mismas horas. Estábamos alojados en el mismo hotel y, a lo tonto, fuimos haciendo amistad. Desde el ‘hola, buenos días’, en el bufé del hotel, hasta compartir charlas en la tumbona de la playa. Me llamó la atención desde el primer momento la complicidad que hay entre ellos como pareja y lo satisfechos que están con su querida Gabriela. También me suscitaba curiosidad lo pacientes que son con sus travesuras y sus cabezonadas- que, como todos los niños, cuando se ponen cabezones ¡no hay quien pueda con ellos! – y la razón es muy sencilla; han sido padres a la edad en la que emocional y laboralmente han sentido que era el momento adecuado para formar una familia.

Ellos mismos me comentaron que era un tema que habían planificado cuando se casaron. Entonces, lo único que tenían claro es que querían estar juntos, pero también, que no era el momento de ampliar la familia. Macarena es publicista, trabaja en una multinacional y le va de cine. Ganaba dinero suficiente como para poder dedicar buena parte a buscar ayuda para criar a sus hijos. Antonio, sin embargo, todavía tenía mucho camino que recorrer en su profesión; él es economista y estaba haciendo un MBA que demandaba toda su energía, su tiempo y su atención. Vale, tenían dinero, pero ¿es lo que querían?,¿tener un hijo para no poder dedicarle el tiempo que ellos querían dedicarle?

No. Esa no era una opción para su modo de entender el significado de una familia. Entonces, me contó Antonio, cayó en sus manos un reportaje sobre la congelación de ovocitos y habló con Macarena sobre ello. Al principio, ella era reacia… ‘al fin y al cabo, era ella la que tenía que someterse al proceso’. Se negó. Pasaron unos meses y un día, fue la misma Macarena la que dijo a Antonio que si él estaba dispuesto, ella también.

“¿Y este cambio de opinión?”, le dijo Antonio. “Me he estado informando en una clínica. Me han explicado que es un proceso que, en todo caso, apenas produce más molestias que una regla un poco molesta. Es rápido y, sobre todo, lo fundamental es que ahora, a mis 27 años, mis óvulos son de calidad y así se conservarán hasta que decidamos que es nuestro momento”.

“Y aquí tienes a nuestra Gabriela”, me dijo Antonio sonriente, con la baba caída, ¡que eso sí que no tiene edad!

Hoy en día, Antonio y Macarena han conseguido llegar donde profesionalmente querían. Sí, tienen ayuda en casa, pero tienen la posibilidad también de dedicar tiempo a jugar con Gabriela, a leer cuentos con ella, a hacer los deberes…

“Es la mejor decisión que tomamos. Lo recomiendo a todo el que piense lo que realmente significa formar una familia. Lo fundamental es que llegue en el momento apropiado. Para algunos es a los 20, otros a los 30… y para otros, es más cerca de los 40. Y hoy, la ciencia está de nuestra parte”.

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