Emociones y tratamientos de reproducción asistida

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Cuando a una mujer o a una pareja se les da un diagnóstico de infertilidad, son muchas las emociones que surgen y más cuando empiezan los tratamientos de reproducción asistida, muchas de estas emociones son negativas. Hablamos con Cristina López López, psicóloga de IVI Madrid y coordinadora del grupo de interés psicológico de la Sociedad Española de la Fertilidad (SEF) sobre cómo manejar estas emociones y aprender a gestionarlas de cara a los tratamientos de reproducción asistida.

 

Emociones y tratamientos de reproducción asistida

Como veis, vamos a seguir hablando de psicología, porque otra de las cosas de las que me habló Cristina López López, psicóloga de IVI Madrid y coordinadora del grupo de interés psicológico de la Sociedad Española de la Fertilidad (SEF), fue de las emociones en los tratamientos de reproducción asistida.

Ya hemos hablado de lo importante que es cuidar la salud mental cuando a una mujer o a una pareja que esta buscando un embarazo se le diagnostica infertilidad; afortunadamente, cada vez hay mayor conciencia social y son muchas las pacientes que ya cuentan con apoyo emocional antes de ir a una clínica, y como ellas mismas dicen, esto les ayuda en la forma de afrontar los tratamientos, pero muchas otras llegan a los centros de fertilidad sin haber asimilado todavía el diagnóstico y con sentimientos de culpa o de frustración por no quedarse embarazadas.

 

Pregunta: ¿Qué tipo de emociones suelen sentir las pacientes?

Respuesta: Las emociones son procesos psicológicos que tienen un papel adaptativo cuándo interpretamos una  situación como amenaza. Las emociones que sentimos ante lo que estamos viviendo está en función de cómo percibamos la situación y las habilidades de gestión emocional que tengamos.

Las emociones son diferentes dependiendo el momento del tratamiento en el que se encuentren. Hay  que tener en cuenta que el hecho de tener que acudir a reproducción asistida para poder cumplir con  nuestro deseo de ser madre, ya conlleva cambios importantes que, en su gran mayoría son estresores que se suman, siendo los más relevantes a nivel económico, a nivel físico y sobre todo a nivel emocional.

Las pacientes suelen percibir los tratamientos como una amenaza para conseguir su sueño. La pérdida de control que sienten se ve reforzada ante muchas variables, como la cantidad de información de aspectos desconocidos que reciben, la administración de medicación que no es agradable o controlar  las expectativas de tener buenos resultados. Pueden sentir indefensión ante la sensación de que no  pueden hacer nada por ellas mismas y tienen que fiarse de personas ajenas para cumplir su sueño.  Esta percepción tiende a que muchas pacientes busquen el control de la situación modificando actividades o situaciones cotidianas como cambiar la alimentación, dejar de hacer deporte, no salir en  exceso… con la idea de que pueda contribuir a un mayor éxito.

Cuando los tratamientos terminan en resultados negativos, las emociones son mucho más difíciles de   gestionar, siendo la rabia, la culpa, el miedo a no conseguirlo nunca o tristeza las más recurrentes.

También hay que mencionar los duelos que se viven en muchas situaciones, que contienen mucho dolor, desesperanza y rabia y que, incluso, hacen sentir la necesidad de abandonar.

 

Pregunta: ¿Cuáles son las recomendaciones básicas, a nivel emocional, que necesita una mujer o una pareja que acude a un centro de fertilidad porque no consigue quedarse embarazada de forma natural?

Respuesta: Lo primero es aceptar la situación, es decir, ser capaz de aceptar con naturalidad las emociones que puedan ir surgiendo, sin culparse, ayuda a superar sentimientos como la frustración, la tristeza y el  miedo.

Ser positivos dentro del realismo. Es importante tener la información suficiente para gestionar las expectativas y confiar en el equipo médico, del mismo modo que es también importante tener respuesta a todas nuestras dudas.

Apoyarse en la pareja, red familiar o social. La comunicación es esencial, así como la empatía y poder compartir los procesos con nuestro entorno más cercano.

Seguir con nuestras rutinas diarias. No se debe de dejar de hacer aquello que nos hace sentir bien como es hacer deporte, viajar, salir con amigos o seguir con nuestra alimentación habitual, siempre  y cuando no tengamos contraindicación médica.

Acompañamiento psicológico. Es importante poder acudir a la unidad de psicología y buscar un profesional que nos ayude a gestionar y nos acompañe en este proceso.

 

Pregunta: Hay estudios que indican que la idea de no poder ser madre influye negativamente en la autoestima de la mujer, en su feminidad, en el entorno laboral o que podrían arruinar su relación de pareja. ¿Cuáles  son los motivos que causan el poder sentirse así a la mujer?¿Se sigue vinculando el éxito de una mujer a su capacidad reproductiva?

Respuesta: Para entender los motivos por los que una mujer afronta este proceso negativamente nos tenemos que remontar a cómo socialmente o culturalmente se nos ha educado. Desde que somos pequeñas, siempre se nos decía el gran potencial que teníamos para ser madres, que era algo innato en nosotras,  y además, durante los primeros años de nuestra juventud y etapa adulta, era un factor que teníamos que controlar porque podía perjudicar a otras áreas de nuestra vida, como el tema laboral, por ejemplo. Para ello, se nos proporcionaba muchos métodos que nos permitían tener el control de “ese poder”, como pueden ser los múltiples anticonceptivos,  como el preservativo, la pastilla anticonceptivas, el DIU, etc…

Cuándo llega un momento de nuestra vida que decidimos que es el mejor momento para ser madres y poder usar ese don que tenemos, ocurre la circunstancia de que no se da con la misma inmediatez que pensábamos. En este mismo momento, una mujer siente que ha perdido el control de algo innato en  ella, y que aparentemente era fácil de conseguir. Por supuesto que esto afecta a la autoestima y a la integridad como mujer, porque una mujer siente que no vale para lo que se esperaba de ella. En  muchas ocasiones, el sentimiento de culpabilidad es evidente.

La pérdida de control y el anhelo de conseguir algo que para ti es importante, hace que una persona empiece a sentir nerviosismo, pensamientos negativos y sobre todo, entrar en un bucle de cómo puedo conseguir mi objetivo y qué puedo cambiar yo para poder conseguirlo. De ahí viene que empecemos a centrar este objetivo, que empieza a estar fuera de nuestro control, como el foco principal de nuestras vidas, dejando en una segundo o tercer plano muchas de las cosas que componen nuestro  entorno social, familiar o laboral.

También hay que decir que el ser madre cumple con un rol importante como es el reconocimiento social  o familiar. En muchos casos, la pareja se ve resentida porque afecta al equipo y el ser madre entra dentro del  proyecto de pareja por lo que también se percibe ese sentimiento de fracaso.

El papel de la pareja es muy importante en este proceso. Es muy importante que se tengan bien asentadas las bases de comunicación, apoyo, empatía… La pareja tiene un papel a veces de indefensión, porque siente que no puede hacer nada por ella, pero también sufren mucho porque su condición de paternidad también se ve afectada y, con frecuencia no reciben la misma presión que la mujer.

La pérdida de control ante un diagnóstico de infertilidad

Hablamos con Cristina López López, psicóloga de IVI Madrid y coordinadora del grupo de interés psicológico de la Sociedad Española de la Fertilidad (SEF) sobre la salud emocional de las pacientes de reproducción asistida y sobre la pérdida de control ante un diagnóstico de infertilidad.

La salud emocional cada vez se tiene más en cuenta en los tratamientos de reproducción asistida, ya que las mujeres, o las parejas que están pasando por este proceso, normalmente sienten una gran cantidad de emociones negativas que no saben o no pueden gestionar. Es muy probable que tengan que pasar algún duelo, ya sea un duelo genético, un duelo por un aborto o el duelo por la no maternidad, cuando hay que poner punto final al tratamiento sin haber cumplido el objetivo, es decir, sin haber podido cumplir el deseo de maternidad o paternidad. También es común experimentar rabia, tristeza, frustración, incertidumbre, culpa…por lo que la ayuda psicológica es recomendable desde que se obtiene el diagnóstico de infertilidad, para que los profesionales puedan ofrecer a las pacientes las herramientas necesarias para poder pasar por este proceso de la forma más llevadera posible.

La pareja cumple un papel muy importante en todo el tratamiento; por un lado, la infertilidad puede ser por ambos miembros de la pareja o solo por uno de ellos, y en este caso, que haya una buena comunicación es de vital importancia para evitar el sentimiento de culpa. Por otro lado, el hombre, al no tener la “carga física” que tiene la mujer, suele adoptar un papel secundario, pero también necesitan tener sus propias herramientas para vivir el proceso y poder ejercer, en muchas ocasiones, de terapeuta, sin olvidarse de que él mismo también necesita pasar sus duelos, superar la posible culpa, …

Un consejo muy valioso que da la psicóloga es no consultar información en Internet, algo que en salud se hace con frecuencia. Existen multitud de foros de consulta que pueden generar sentimientos negativos, además de que la información que se encuentra en la red no siempre es fiable y que la sobre información puede generar ansiedad a los pacientes y hacer que desconfíen de su propio equipo médico.

Semana de la fertilidad europea: la salud mental importa

EFW2023

Cada año, la primera semana de noviembre se celebra la Semana de la Fertilidad Europea, este año con el lema “La salud mental importa”, con el objetivo de poner de relevancia la importancia de un apoyo psicológico para las mujeres o parejas que se están sometiendo a un tratamiento de reproducción asistida.

Me alegra que se trate abiertamente sobre este tema, porque, aunque es verdad que cada vez hay más preocupación por la salud mental, cuando hablamos de infertilidad todavía queda mucho por hacer. Hemos hablado con Cristina López López, psicóloga de IVI Madrid y coordinadora del grupo de interés psicológico de la Sociedad Española de la Fertilidad (SEF) sobre la importancia de la atención psicológica cuando se ha dado un diagnóstico de infertilidad o cuando se está llevando a cabo un tratamiento de reproducción asistida.

 

Pregunta: Desde hace unos años hay una creciente preocupación por la salud mental, ¿esto se ha visto también reflejado en la reproducción asistida?, ¿se presta más atención desde el punto de vista emocional a las pacientes?

 

Respuesta: Hemos atravesado recientemente una pandemia, donde ha dejado en evidencia la vulnerabilidad que tiene el ser humano. Hemos experimentado cómo pueden ocurrir sucesos y situaciones desagradables en cuestión de minutos y, sobre todo, sin esperarlos. Venimos de generaciones que no han tenido habilidades emocionales para afrontar situaciones de crisis y de ahí que muchas personas hayan tenido que pedir ayuda para afrontar estos momentos y se ha visto más patente la importancia de la salud mental.

Empezar un proceso de reproducción asistida hace sentir a los pacientes este sentimiento de vulnerabilidad y pérdida de control constante. El apoyo emocional siempre ha sido un recurso necesario,    pero sí que hemos visto un aumento en las consultas de psicología en los últimos años. Cada vez son más las clínicas que cuentan con apoyo emocional y el personal sanitario es más consciente de que  ofrecer acompañamiento en los tratamientos de reproducción asistida ayuda a que los pacientes perciban de manera más saludable todos los procesos que puedan darse, así como adquirir estrategias emocionales para afrontar muchas de las situaciones como malas noticias.

 

Pregunta: ¿Qué tipo de apoyo psicológico sería el ideal para la paciente?

 

Respuesta: Cuándo las pacientes empiezan un tratamiento de reproducción asistida se les puede ofrecer la ayuda psicológica pero no todas están receptivas a cogerla, ya sea porque no lo ven necesario o creen que tienen habilidades suficientes para afrontarlo. Es muy importante respetar este proceso y en qué momento se encuentran.

El apoyo ideal sería aquel que puede ofrecerse desde el inicio de un tratamiento. Es fundamental poder preparar a las pacientes al proceso que van a comenzar, explicarles el proceso emocional que se da en reproducción asistida y sobre todo, porque se sienten así. Muchas de ellas se sienten que esto sólo les está pasando a ellas y es importante que aprendan que su malestar, o cómo están percibiendo esta situación es muy similar al resto de mujeres.

Es un proceso dónde se tienen que gestionar muy bien las expectativas de éxito y de fracaso, trabajar la paciencia en los tiempos de espera y algo básico, la confianza en el equipo médico. Nos vamos a someter un tratamiento médico dónde habrá muchas pruebas y resultados médicos que pueden variar en tiempo y no darse con la rapidez y resultados que esperamos.

El apoyo emocional es muy importante en distintas fases del tratamiento:

  • Proceso de evolución de embriones y transferencia. Son días de mucha incertidumbre dónde depende, en cierta parte, el éxito o fracaso de su tratamiento. Llegar a transferencia es un hito importante.
  • El tiempo que transcurre hasta nuestra prueba de embarazo es de los momentos más críticos emocionalmente hablando. La incertidumbre asociada con el miedo al resultado, la desesperanza de no saberlo de inmediato o focalizar la atención en síntomas físicos para ratificar que sí estamos embarazadas hace que sean días de mucha intensidad emocional.
  • Toma de decisiones. En muchas ocasiones debemos de tomar decisiones sobre otros tratamientos que implican una carga emocional alta, así como un componente ético moral que nos dificulta poder tomar la decisión de manera más tranquila.
  • La paciente puede sufrir acontecimientos muy duros que se dan como es un aborto (duelo gestacional), tener que tomar la decisión de ovodonación (duelo genético) o tener que finalizar los tratamientos y, por consiguiente, su lucha por ser madres sin éxito (duelo a la no maternidad). El duelo es un proceso de tiempo dónde aparecerán emociones negativas como la tristeza, rabia, culpa, desesperanza, negación que están sujetas a ante la pérdida de algo querido.
  • Gestión emocional en el tratamiento. Muchas pacientes recurren para poder afrontar de manera positiva y tener estrategias sin que haya un proceso emocional negativo.

 

El apoyo emocional es fundamental para poder ayudar a gestionar mejor un tratamiento de fertilidad y dar estrategias de cómo poder llevarlo mejor utilizando los recursos que tenemos en nuestra vida y que en este proceso los dejamos en un segundo plano. También ayudamos a los pacientes en tema colaterales como la relación de pareja o las habilidades emocionales de ellos ante las diversas situaciones que se dan.

 

Pregunta: ¿Pesa mucho sobre la relación de pareja la infertilidad?

Respuesta: La noticia impacta en los dos miembros de la pareja, aunque físicamente afecte generalmente más al miembro femenino. En estos casos, y especialmente cuando el origen del problema es solo de uno, la relación de pareja debe cuidarse especialmente. El formar una familia es un proyecto común, de un equipo y ante las situaciones que no esperábamos, es normal que ambos miembros no sepan gestionar este carrusel de emociones. Es muy importante que se tenga bien asentada las bases de comunicación, apoyo, empatía… Cuando es uno de los dos quien puede dificultar ser padres es muy normal que aparezcan sentimientos de culpa o que no es suficiente para la otra persona. Es muy importante la comunicación en este proceso. El poder expresar lo que sentimos o cómo nos afecta en cada momento es crucial para que la pareja no se vea dañada. Muy importante no olvidarse de nuestro rol de pareja, seguir teniendo momentos juntos y sentir que tenemos esos momentos de escape con nuestra pareja en estos momentos duros.

 

Pregunta: ¿Qué consejo le darías a una mujer o una pareja a la que acaban de diagnosticar infertilidad y que va a comenzar un tratamiento de reproducción asistida?

Respuesta: Les aconsejaría tener confianza. Ninguna pareja o mujer ha deseado reproducirse en reproducción asistida ni es algo que hayan elegido, por eso tenemos que aceptar pedir ayuda. Muy importante confiar en el equipo médico que nos van a ayudar y confiar en nuestro cuerpo, que,

aunque no haya podido responder de forma natural, la medicina puede ayudar a ello.

Muchas de las pacientes, ante la pérdida de control y ante la necesidad de tener respuestas a lo desconocido, buscan reiteradamente casos o testimonios en internet que les haga

tener una percepción de que “todo va a ir bien”. Esto es un error porque, aunque encontremos un

reforzador positivo a corto medio plazo, nos retroalimentar negativamente. Cada mujer es distinta y

cada tratamiento afecta a la mujer de forma distinta, por lo que es muy importante preguntar todas esas dudas al equipo médico antes que refugiarnos en casos que no conocemos al 100%.

Recomiendo poder llevar estos procesos con ayuda emocional. Visitar la unidad de psicología es

importante para poder gestionar todos esos procesos y habilidades emocionales para que nos afecten

lo menos posible.

El miedo a la infertilidad influye en la autoestima

Recientemente ha salido publicado el II Informe de Bienestar de la Mujer de Gedeon Richter, elaborado tras una encuesta realizada a 7.000 mujeres entre 16 y 59 años (entre 29 y 45 años en los temas de fertilidad) en varios países europeos, entre ellos España. Uno de los datos que más me ha llamado la atención es que el 49% de las encuestadas reconoce que el miedo a la infertilidad influye negativamente en la autoestima, y un 48% indica que además influye de forma negativa en su feminidad.

La publicación de este informe coincide con el Mes de Fertilidad, que se celebra en junio, ya que el día 4 es el Día Mundial de la Fertilidad, una iniciativa de la ASRM (la sociedad americana de fertilidad) cuyo objetivo es crear conciencia sobre una enfermedad que afecta a 48 millones de parejas y 186 millones de personas en todo el mundo, según los últimos datos de la OMS. La infertilidad es una enfermedad que, cuando tiene que ver con la edad de la mujer exclusivamente, se puede subsanar si somos previsoras, congelando nuestros óvulos.

El informe destaca los miedos relacionados con la infertilidad, miedo a que cause depresión, a que influya en el rendimiento laboral, a arruinar la relación de pareja, a condicionar la vida sexual, que están causados, en parte, por la idea generalizada de que una mujer se quedará embarazada cuando quiera, lo que hace que cuando se detecta un problema de infertilidad, en muchas ocasiones sea tarde. Si en una consulta rutinaria con nuestro especialista en ginecología nos hacemos un test de fertilidad, y nos informan, por ejemplo, de que nuestra reserva ovárica es más baja de que lo que debería por nuestra edad, podríamos tomar alguna decisión en caso de que quisiéramos ser madres, podríamos congelar nuestros óvulos antes de que nuestra reserva ovárica disminuyera.

Como siempre, la información es necesaria, y nos evitaría muchos de estos miedos; miedos que, además, están condicionados por una sociedad en la que la infertilidad masculina es más tabú aun que la femenina, por lo que, en muchos casos, es la mujer la que se considera responsable cuando el embarazo no llega. Las mujeres tenemos que admitir que el tic tac del reloj biológico impacta en nosotras, que no siempre nos encontramos listas para ser madres- por la razón que sea- cuando realmente podemos, según nuestra propia naturaleza.

Tener un plan de vida profesional, social y familiar no debe implicar sacrificar la maternidad o exponernos a ello por retrasarla, y muchas veces generarnos miedos que condicionan nuestro día a día. No estaría de más realizar, en alguna de nuestras revisiones, una prueba de fertilidad, con independencia de cuál sea nuestra situación profesional o social. Este test consiste en el análisis cuantitativo de la Hormona Antimulleriana (AMH), para estimar la cantidad de óvulos fértiles que tenemos cada una de nosotras, es decir, la cantidad de óvulos fértiles que tenemos, algo que es clave para conseguir un embarazo. Todas estas pruebas y procesos son fáciles, sin apenas molestias- no más allá de una regla un poco dolorosa, en su caso-. Seguramente tener esta información nos va a ayudar muchísimo a la hora de decidir qué hacer en el futuro y nos ayudaría a quitarnos los miedos de la temida infertilidad, que, en muchas ocasiones, son infundados.

Aprovechando el mes de la fertilidad, y ahora que tenemos claro lo importante que es tener información sobre nuestra fertilidad para evitar vivir con miedo por lo que pueda pasar, quiero compartir con vosotros algunos conceptos que no está de más tener presentes.

1.- La infertilidad es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud. Los datos son contundentes. Uno de cada 6 adultos sufre infertilidad. La OMS dice que es urgente facilitar a estas personas el acceso a tratamientos de fertilidad.

2.- Se considera infertilidad y se aconseja acudir a un especialista al no conseguir un embarazo tras un año de relaciones sexuales frecuentes sin utilizar métodos anticonceptivos, y seis meses si la mujer tiene más de 35 años.

3.- En el caso de las mujeres, uno de los factores que ocasiona la infertilidad es la edad. Ya hemos comentado en otras ocasiones este factor, pero hay que seguir insistiendo sobre ello, porque en el caso de que este sea el motivo que provoca la infertilidad en la mujer, podemos ponerle remedio con la congelación de nuestros óvulos. Las mujeres nacemos con una cantidad de ovocitos fija, el cuerpo no genera más a lo largo de nuestra vida. Estos ovocitos se encuentran en fase latente en el ovario y comienzan su maduración tras la pubertad. En cada ciclo menstrual, un grupo de folículos comienza su maduración y diferenciación para convertirse en un folículo maduro, del que saldrá un ovocito, que puede ser fecundado o no. Si esto no sucede, este óvulo, junto a los folículos que no consiguen una ovulación, desaparecen. Así que cada una de nosotras va perdiendo una cantidad de folículos que traemos de nacimiento en cada menstruación hasta llegar a la menopausia.

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