Hola, os saludo de nuevo. Si hay un tema de interés en estos momentos es el Covid-19. Nos ha obligado a parar, a quedarnos en nuestras casas, y por esto mismo, creo que la crisis del coronavirus puede ser un tiempo para reflexionar sobre la maternidad. La pandemia ha cambiado nuestras vidas de un día para otro, sin darnos tiempo para reaccionar y que nos obliga a cambiar nuestras rutinas. En el post anterior me definí como una mujer de mi tiempo, interesada en la actualidad y en los avances que la tecnología nos ofrece a las mujeres.
Os escribo desde mi casa, donde estoy guardando las normas que nos piden las autoridades sanitarias, como millones de personas. Un hogar que comparto con mi pareja. Juan Luis y yo vivimos una vida como la de la gran mayoría de la gente, regida por horarios, reuniones, decisiones y estrés. De repente, nos hemos visto confinados en casa. Uno frente a otro.
Una vez pasados los primeros días que hemos dedicado a reprogramar nuestra vida, estamos dedicando tiempo para nosotros. Para charlar sobre todo tipo de temas.
Y hoy, ha salido el tema de ser padres. Hace tiempo que pensamos en ello de vez en cuando, pero los días pasan y seguimos a lo nuestro. “Ya hablaremos de ello”.
Nos ha dado por pensar que en estos momentos que parece que todo se nos complica, debemos ser capaces de encontrar la oportunidad de ser agradecidos con la vida. Vivimos en una sociedad avanzada que nos permite tomar decisiones importantes cuando estemos realmente preparados para ello. La tecnología nos facilita la posibilidad de decidir el momento adecuado para formar una familia.
En estos días estamos leyendo sobre la congelación o vitrificación de óvulos. Nos sentimos realmente afortunados de pensar que cuando estos momentos complicadísimos pasen para todos, podremos tomar la decisión adecuada. Con total garantía de seguridad, en el momento en el que nosotros nos sintamos anímica y emocionalmente preparados.
Lo primero que hemos sabido cuando hemos empezado a buscar información es que la congelación de óvulos es una técnica cómoda y sencilla que nos permite a las mujeres planificar nuestro futuro al poder buscar el embarazo cuando sea el momento adecuado.
Es decir, que esta técnica preserva nuestra fertilidad si así lo deseamos. Está indicada en mujeres jóvenes, como es mi caso, por ejemplo, con deseo de ser madres a largo plazo, aumentando la probabilidad de que el óvulo esté en buenas condiciones.
A Juan Luis y a mí nos parece muy importante porque la congelación hace que la calidad de los óvulos se conserve durante todo el tiempo que los óvulos permanecen congelados. De esta manera, cuando queramos hacer uso de los óvulos, éstos tendrán la edad de cuando decidimos congelarlos. El paso del tiempo no los habrá deteriorado.
Otra ventaja añadida es que también aumenta las probabilidades de que el embarazo sea posible, porque depende más de la edad de los óvulos, que de la edad de la mujer en el momento de hacer la fecundación in vitro (FIV).
¡Qué maravilla! Está claro que la tecnología constituye una aliada porque podemos preservar lo mejor de nosotras a nivel biológico, para ser madres cuando el momento anímico y emocional nos diga que es adecuado.
Juan Luis y yo nos hemos mirado después de saber esto y nos hemos sentido reconfortados. Porque, son tiempos difíciles, sí. Todos nos hemos unido para luchar contra un virus que no conocemos. No solo por nosotros y nuestros seres queridos, sino también, para preservar la salud de nuestros vecinos.
Pero al mismo tiempo, hemos sido capaces de encontrar el lado positivo porque este confinamiento nos otorga la posibilidad de dedicar tiempo a pensar, a charlar, a escucharnos. A informarnos con tranquilidad sobre temas tan importantes como es formar una familia. Momentos para calibrar y decidir. Sin prisas, sin estrés, ni agobios.
Vamos a abrir una botella de vino para acompañar un rico aperitivo. Queremos celebrar que estamos sanos y que la vida tiene mucho que ofrecernos. Ahora y en el futuro.
Alicia.
Hola, me llamo Alicia, soy una mujer de 28 años que acaba de entrar en el ámbito profesional. Además, soy una mujer de mi tiempo y considero que la congelación de óvulos es un avance más en la igualdad de género. Soy, además, muy consciente de la situación de las mujeres en el mundo que nos ha tocado vivir.
Uno de los temas de mi interés es el relacionado con la maternidad dentro de la sociedad de hoy. Conjugar nuestro rol de mujeres con el mundo profesional y personal es un reto para la mayoría de nosotras. Eso, sin olvidar el factor del reloj biológico, que es, sin duda, un gran condicionante.
Las mujeres hemos alcanzado logros sociales, económicos, culturales y políticos, pero todavía nos queda camino por recorrer. Uno de ellos es el de la igualdad entre hombres y mujeres a la hora de tener hijos. Un camino en el que, bajo mi punto de vista, no debemos renunciar a nuestra condición de mujeres y madres.
Estoy convencida de que la congelación de nuestros óvulos es un avance tecnológico y sanitario que nos ayuda a lograr esa igualdad tan necesaria. No solo para nosotras, las mujeres, sino también para los hombres. Porque en la medida en que seamos independientes para tomar nuestras decisiones, ellos se sentirán mucho más libres para decidir con nosotras e implicarse en nuestras vidas.
Hoy en día tenemos la posibilidad de gozar de autonomía corporal y reproductiva con plenas garantías de seguridad. Es una magnífica oportunidad para aprovechar las ventajas que ello nos ofrece.
Lo primero que tenemos que hacer si estamos valorando congelar nuestros óvulos es informarnos bien de todo el proceso, de las posibilidades que tenemos cada una de nosotras, y de cómo afectará esta decisión tan importante a lo largo de nuestra vida. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es recabar toda la información posible que esté en nuestras manos. Eso es lo que estoy haciendo yo.
Tengo que confesaros que me ha sorprendido saber que, en los últimos años, el número de mujeres que ha decidido congelar sus óvulos ha crecido en un 50%. Me parece un logro de nuestra sociedad, porque quiere decir que cada vez confiamos más en el avance de la medicina y que contemplamos estos avances como un aliado a nuestra condición de mujeres y potenciales madres.
Al igual que la píldora fue un gran primer paso para ayudar a las mujeres a elegir el momento de ser madres- o, incluso, de no serlo-, hoy contamos con la posibilidad de reservar nuestros óvulos más jóvenes, gracias a un método extremadamente confiable, que nos puede ayudar a resolver otro gran condicionante para ser madres, como es nuestra edad.
¿Te has fijado en la cara de satisfacción de las mujeres que han decidido dar este paso? Está claro que esta innovación tecnológica y médica proporcionar vidas más satisfactorias para estas mujeres porque les ofrece mayores posibilidades de cumplir su deseo de tener hijos en un futuro, cómo y en el momento que ellas eligen.
Un paso adelante que celebramos en este Día Internacional de la Mujer. Enhorabuena a todas las que os habéis decidido a congelar vuestros óvulos.
Alicia.
Nos hemos dado una vuelta por algunos países para ver qué opinan las mujeres sobre la fertilidad y para ver hasta qué punto están informadas sobre el tema, porque queremos conocer si las mujeres españolas estamos preocupadas por nuestra fertilidad en mayor o menor medida que los países de nuestro entorno. Hemos empezado por el Reino Unido: un estudio del Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos de UK, asegura que el 25% de las mujeres del país, en edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, están preocupadas por su capacidad para concebir1.
Los datos en Francia según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee, en sus siglas francesas), nos muestran que ha habido un importante descenso de mujeres en la edad fértil: las francesas tienen menos hijos y más tarde, lo que está también preocupando a la sociedad francesa por el descenso de natalidad2.
Y no son las únicas: esta tendencia se mantiene en gran parte de los países europeos, como Italia, Portugal, Malta… Y España, que como ya señalamos en nuestro primer post, lidera el segundo puesto en la Unión Europea con la tasa de fertilidad más baja.
El Informe de Bienestar de la Mujer de Gedeon Ritcher, realizado a 7.000 mujeres de entre 16 y 59 años en siete países europeos (Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Suecia y Reino Unido), deja claro que este tema inquieta a una gran cantidad de mujeres. En concreto lo que más preocupa a las europeas son los siguientes factores:
En concreto, las españolas se preocupan más por el tema de la infertilidad que el promedio europeo, pues lo consideran un problema del presente y no del futuro.
Algo que nos llama la atención, es que, en España, sólo la mitad de las mujeres entre los 29 y los 45 años con problemas de fertilidad buscan información, y lo hacen principalmente en webs/portales online para mujeres (52%) y en centros de fertilidad (48%). Todo lo contrario que la otra mitad de las encuestadas, que no han buscado ningún tipo de información ni están interesadas en buscarla.
Cuando salimos a la calle a preguntar, percibimos otro problema con respecto a la facilidad o complejidad de tener hijos, y es la falta de información ante la que se encuentran las mujeres a las que se les pregunta.
Según un estudio de la Clínica Eugin, el 55% de las mujeres españolas considera que dispone de poca o ninguna información sobre su propio nivel de fertilidad y tan solo el 43,3% sabe que la fertilidad femenina decae significativamente a partir de los 35 años.3
En España son muchos casos en los que las mujeres se encuentran divididas entre dos opiniones totalmente opuestas:
“No sé si hacerle caso a mi madre y a mi abuela, que por ser de otra generación no paran de repetirme que ‘se me pasa el arroz’, o seguir retrasando mi maternidad, cosa que no me parece tan grave: mis amigas tienen más de 35 años, y la mayoría todavía no ha sido madres. Alguna vez cuando les planteo mi preocupación, me dicen que con lo avanzados que están ahora los temas de los tratamientos, que me relaje, que seguro que ahora hasta los 40 puedes ser madre sin problemas. ¿No hay presentadoras de televisión embarazadas a los 46 o a los 48?”, nos cuenta Ana Mata, subdirectora comercial de una importante empresa turística.
Este tipo de informaciones que se pueden ver en los medios de comunicación, confunden en general a las jóvenes, que no terminan de conocer realmente dónde están los límites de edad para pensar en preservar su fertilidad. A partir de los 35 años las opciones de poder quedarte embaraza van siendo menores. En cualquier caso, las españolas no estamos solas, parece que nuestras vecinas europeas se encuentran en una situación muy similar a la nuestra.
La fertilidad y capacidad para concebir depende de 2 células (el óvulo de la madre y el espermatozoide del padre). Existen muchos factores que influyen en la capacidad fértil de la pareja, y sólo algunos son hereditarios.
Si la paciente tiene obstruidas las trompas de Falopio o si el varón tiene alterado el eyaculado, no lo transmiten a su descendencia. En cambio, otros factores como alteraciones en los cromosomas, o la baja reserva ovárica, sí pueden heredarse.
La reserva ovárica es única de cada mujer y sí es verdad que vemos que se parece en madres, hijas y hermanas. Existen marcadores para predecirla, así que lo recomendable es que acudas a un especialista y estudie tu caso de forma individual. ¡No siempre se repite lo que le ocurrió a tu madre!
Existen marcadores en sangre que predicen la reserva ovárica y con una ecografía el especialista puede también ayudarte a conocer si tus ovarios son acordes a tu edad cronológica.
Estos marcadores predicen cantidad, pero no el envejecimiento de los óvulos o su capacidad para formar embriones que den lugar a embarazo. El mejor marcador de envejecimiento ovárico es la edad de la mujer y esto es un proceso fisiológico, como la aparición de las arrugas o el pelo canoso.
La única manera para prevenir un posible envejecimiento ovárico es conocer tus opciones y pensar con antelación si necesitamos preservar los mejores óvulos para el futuro. La divulgación e información de las opciones disponibles ayuda a la mujer a tomar decisiones importantes que pueden evitar tratamientos fallidos en el futuro.
Si los miembros de la pareja tienen alguna alteración en sus genes pueden transmitirse a su descendencia y tener más posibilidades de aborto, de no embarazo o de enfermedades graves en el bebé. Por eso, si existen problemas para conseguir el embarazo, es interesante saber que se pueden estudiar.
Es importante concienciar a las mujeres de la necesidad de tener un proyecto reproductivo, de realizar revisiones periódicas con el ginecólogo y consultar acerca de su reserva ovárica, si se piensa en la maternidad a partir de los 35 años, es recomendable congelar los óvulos con mayor potencial para lograr embarazo evolutivo y bebé sano, que son los obtenidos antes de esta edad. Las técnicas de Reproducción Asistida ayudan a conseguir el ansiado bebé pero no existen los milagros, y si las células no tienen la calidad suficiente, o no hay porque la reserva ovárica de la mujer está disminuida, no podemos crearlas de nuevo. Existe la posibilidad de conservar nuestra “mejor fertilidad” y es necesario que las mujeres conozcan esta opción para evitar tratamientos fallidos en el futuro.
“Tu hermana ha vuelto a perder al bebé”. Aquella frase que me decía mi madre se repetía en mi cabeza durante días. Además de la terrible pena que tenía por mi hermana mayor, no podía evitar sentir un vértigo difícil de explicar: en el fondo el miedo de que me pasara exactamente lo mismo que a ella, se apoderaba de mí y me hacía estar siempre con el tema en la cabeza. Así que, después de darle muchas vueltas, la infertilidad de mi hermana fue lo que me llevó a tomar la decisión de congelar mis óvulos
Estuve muy cerca de Olivia en todo su proceso. La acompañé muchas veces al ginecólogo, a las ecografías cuando estaba embarazada, e incluso estuve allí en una de las ocasiones en las que le dieron la mala noticia de que el embarazo se había parado. Su angustia y tristeza eran enormes, y la incertidumbre también, ya que los médicos no terminaban de entender por qué los perdía si todo en principio iba bien y se quedaba embarazada con facilidad.
Su caso fue largo y emocionalmente muy duro, porque por la vía natural los perdía, pero cuando decidió probar con tratamientos de fertilidad, también fallaron. No fue hasta que acudió a la inmunóloga, cuando descubrió que tenía una enfermedad autoinmune que le provocaba los abortos. Una vez resuelto el misterio, y pinchándose heparina y tomando aspirina y corticoides en sus embarazos, por fin pudo tener a sus tres hijos, ¡los mejores, más sanos y más guapos sobrinitos del mundo!
Y tras haber vivido de tan cerca toda esta trayectoria, decidí hace poco preservar mi fertilidad. Me hicieron las mismas pruebas que a mi hermana porque son genéticas, y aunque yo lo tengo más fácil que ella porque no tengo alguno de sus temas inmunológicos, sí que me han confirmado que también tengo el factor V Leiden, por lo que yo en un futuro probablemente también tendré que pincharme heparina si me quedo embarazada.
Quiero dejar claro que estas pruebas genéticas que me he hecho no tienen nada que ver con la calidad de mis óvulos, que también me han estudiado, y que parece que son muy buenos.
Lo que ocurre es que la experiencia de Olivia me dejó clara una cosa: quería poder disponer de óvulos jóvenes y sanos para minimizar riesgos: todos esos años en los que la acompañé a sus visitas al ginecólogo, y en los que nos fuimos informando de muchos temas, aprendí muchas cosas. La más relevante es que la edad juega un papel determinante en la calidad de los óvulos, tengas o no otros factores “extra” que puedan surgir, como le ocurrió a Olivia.
Así que lo que puedo deciros es que…. ¡Estoy en ello!¡ ¡En pleno proceso de vitrificación! En pocos días me toca ya la punción ovárica. He seguido el tratamiento, que por ahora me ha parecido muy sencillo, y en pocos días si todo va bien, me han dicho que me sacarán alrededor de unos 12 óvulos, que podré guardar en la clínica.
Por fin la preocupación que me acompañaba desde hace tiempo desaparecerá, y podré disfrutar con calma de mi futura decisión de ser madre con los deberes hechos, y habiendo entendido gracias a la experiencia de mi hermana, muchas cosas que jamás habría conocido de no ser por ella.