Ahora que vamos retomando la normalidad me he puesto a pensar sobre cómo ha afectado la pandemia de la Covid-19 a la maternidad, creo he llegado a la conclusión de que la maternidad puede estar a salvo de incertidumbres con la congelación de óvulos. La pandemia ha transformado el mundo que conocíamos, y cuando hablo de nuestro mundo, me refiero también a nosotros mismos como personas y dentro de nuestras circunstancias personales.
Ya os he comentado en otra ocasión que, durante este tiempo de confinamiento, mi pareja, Juan Luis y yo, hemos reflexionado mucho sobre temas trascendentales. Y uno de ellos ha sido la posibilidad de formar una familia. Afortunadamente, los dos estamos sanos y, a priori, no tendríamos problemas para afrontar este reto a nivel sanitario. Sin embargo, como decía antes, el mundo al que salimos es mucho más incierto y, se nos presenta como una variable más a tener en cuenta cuando decidamos dar un paso que marcará nuestras vidas para siempre.
Este es el momento de retomar nuestras reflexiones sobre la posibilidad de congelar mis óvulos porque no olvidemos que el reloj biológico de una mujer no entiende de crisis. Sigue su camino inexorablemente. Por lo tanto, la congelación de óvulos nos parece una opción cada vez más interesante.
Yo soy joven y estoy en el mejor momento de mi fertilidad. Recordemos que la vida fértil femenina dura menos de 30 años. Son tres décadas en las que las mujeres podemos ser madres. A los 14 años la mayoría de las mujeres ya hemos empezado a ovular, pero a partir de los 35, las posibilidades biológicas de ser madre van descendiendo. Esto no significa que sea imposible quedarse embarazada. Seguro que todos conocemos casos de mujeres que incluso creían estar en la menopausia y cuando han ido al médico para comprobarlo, se han encontrado con que estaban embarazadas sin habérselo propuesto. Pero esta no es la mejor opción, teniendo otras edades en las que la maternidad, no solo es más probable de conseguir, sino que nuestros óvulos son de mejor calidad. Un factor que nos parece trascendental. Hablamos de una nueva vida.
Así pues, nos encontramos ante la paradoja de que a partir de los 14 años y hasta los 30 somos más fértiles y la calidad de nuestros óvulos es mejor. Pero suele coincidir con el momento de nuestras vidas en que ser madres no está entre nuestras prioridades. Generalmente, por motivos profesionales. Esto era así en la ‘normalidad’ que conocíamos hasta ahora. Así que, tal y como se presenta el futuro, -que más futuro, es ya nuestro presente-, está claro que las mujeres tenemos un factor negativo más que añadir al que nos proporciona el rigor de nuestro reloj biológico.
Francamente, Juan Luis y yo, no sentimos que este momento sea el más adecuado para plantearnos formar una familia. No sabemos si habrá un rebrote. No sabemos si podremos mantener nuestros trabajos como hasta ahora. E incluso, aunque podamos mantener nuestro estatus, de lo que sí estamos seguros es que las condiciones de vida no van a ser fáciles para casi nadie.
Pero, a pesar de las dificultades, tenemos a la ciencia y a la tecnología de nuestro lado. Creemos que somos afortunados porque tenemos la posibilidad de eliminar de nuestras vidas un factor más a las preocupaciones que tenemos todos. Congelar mis óvulos nos ofrece la posibilidad de iniciar ese camino juntos cuando realmente sintamos que es el momento de intentar quedarme embaraza. Y lo mejor aún, contando con unos óvulos de la calidad de mi etapa de máxima fertilidad. Con el añadido de que este momento puede coincidir con una etapa de mayor estabilidad, tanto en el mundo exterior, como en el nuestro como pareja. La congelación nos ofrece posibilidades similares de embarazo habitual sin la carga emocional que ahora no podemos asumir.
Juan Luis y yo creemos que liberarnos de este peso añadido nos acercará todavía más como pareja, porque no nos veremos influenciados por variables que podemos manejar. De esta forma, podremos generar las mejores condiciones en la que recibamos a nuestros hijos sin factores adicionales negativos que nada tienen que ver con el amor, la entrega y la devoción que debe guiar a cualquier persona cuando da ese paso tan importante, como es el de dar vida.
Hasta pronto, Alicia.
Aquí estoy de nuevo, amigos. Estos días he visitado a una pareja amiga mía; él está recibiendo quimioterapia, y me han contado que están hablando de formar una familia después de superar el cáncer. Me he puesto a reflexionar sobre la familia, la maternidad y las posibilidades que nos ofrece la tecnología para que decisiones tan importantes como esta no estén condicionadas por factores que no podemos controlar.
Alfonso está luchando contra el cáncer desde hace algunos meses. Afortunadamente, su coraje y los tratamientos están surtiendo efecto positivo, pero qué duda cabe que una situación de esta magnitud nos hace reflexionar sobre cosas que, hasta ahora, no estaban en nuestros planes.
Este es el caso de Alfonso y Sandra, como os comento, unos buenos amigos que han visto cómo su vida ha cambiado de forma drástica y, además, en un momento en el que estaban planteándose ser padres.
Y es que cuando nos enfrentamos a una enfermedad como el cáncer, todas nuestras fuerzas se dirigen a superarlo con éxito, por supuesto que sí, pero ello no tiene por qué suponer una traba para pensar en el futuro. Es más, creo que debemos hacerlo como medida terapéutica para nuestra recuperación.
Después de los primeros momentos, Alfonso y también Sandra, se están resituando en su vida. Gracias a que todo está fluyendo bien, han vuelto a hablar de lo maravilloso que sería formar una familia juntos. Pero evidentemente, ahora no es el momento. Ni tampoco saben cuándo podrán realizar su sueño. Dependerá de la evolución de Alfonso. Cuando me lo comentaron, sentí cierta desolación en sus palabras porque es una posibilidad que contemplan muy lejana y a veces, hasta poco probable.
Así que se me ocurrió decirles que ando investigando sobre las posibilidades que ofrece la congelación de óvulos. Al principio, me miraron con sorpresa porque no se lo habían planteado, ni siquiera habían leído sobre ello. Era un tema que no suscitaba su interés. Pero me hizo mucha ilusión ser útil para mis amigos en este momento y les ofrecí la información que he recopilado hasta ahora.
Les dije que la congelación de óvulos es una técnica sencilla y cómoda. Un factor que siempre es importante, pero para nuestra amiga Sandra, es mucho más relevante porque ahora más que nunca, sus fuerzas están puestas en ayudar a Alfonso. Lo último que podría pensar es en involucrarse en un proceso complicado que añadiera más estrés a la difícil situación por la que están atravesando. Así que este primer factor suscitó su interés en seguir informándose sobre este proceso.
A pesar de esta ventaja, a Sandra y Alfonso les suscita cierta suspicacia el que pueden estar congelados los óvulos y cómo serán las condiciones en las que se han mantenido cuando ellos puedan ser padres. Les comenté que el estado de conservación es óptimo en todo momento, porque se preservan con ‘toda su juventud’. Es decir, que, aunque Sandra cumpla años, sus óvulos mantendrán la edad que tenían cuando fueron congelados. Ahora tiene 31 años, una edad fantástica para someterse a este proceso.
Este aspecto ha sido muy tranquilizador para ellos, porque, al margen de tener que esperar a que Alfonso esté plenamente restablecido, ellos no quieren estar condicionados por el factor tiempo inmediatamente después del tratamiento de él. Ambos quieren estar seguros de que el momento elegido será bueno para los dos, a nivel clínico, mental e incluso, laboral. Porque si algo quieren tener claro, es que formar una familia no sea una ‘obligación’ porque se pasa el tiempo, porque los óvulos presentarán otras condiciones o porque teman una posible recaída de Alfonso.
Después de comentarles todos estos factores me sentí muy reconfortada porque me di cuenta de que les había llevado un soplo de tranquilidad y de alegría. ¡Qué bueno ser útil para mis amigos en un momento tan complicado! Cuando prácticamente habían desechado la posibilidad de ser padres, entre otras cosas, porque les da miedo pensar en el futuro.
Allí les dejé planificando ese momento tan hermoso, como es el de formar una familia y hacerlo cuando ambos estén preparados les ha llenado de ilusión. Sin duda, la tecnología está jugando una gran baza en su favor. Y la congelación de óvulos es una de ellas. Otra más.
Hasta pronto. Alicia.
Hola, os saludo de nuevo. Si hay un tema de interés en estos momentos es el Covid-19. Nos ha obligado a parar, a quedarnos en nuestras casas, y por esto mismo, creo que la crisis del coronavirus puede ser un tiempo para reflexionar sobre la maternidad. La pandemia ha cambiado nuestras vidas de un día para otro, sin darnos tiempo para reaccionar y que nos obliga a cambiar nuestras rutinas. En el post anterior me definí como una mujer de mi tiempo, interesada en la actualidad y en los avances que la tecnología nos ofrece a las mujeres.
Os escribo desde mi casa, donde estoy guardando las normas que nos piden las autoridades sanitarias, como millones de personas. Un hogar que comparto con mi pareja. Juan Luis y yo vivimos una vida como la de la gran mayoría de la gente, regida por horarios, reuniones, decisiones y estrés. De repente, nos hemos visto confinados en casa. Uno frente a otro.
Una vez pasados los primeros días que hemos dedicado a reprogramar nuestra vida, estamos dedicando tiempo para nosotros. Para charlar sobre todo tipo de temas.
Y hoy, ha salido el tema de ser padres. Hace tiempo que pensamos en ello de vez en cuando, pero los días pasan y seguimos a lo nuestro. “Ya hablaremos de ello”.
Nos ha dado por pensar que en estos momentos que parece que todo se nos complica, debemos ser capaces de encontrar la oportunidad de ser agradecidos con la vida. Vivimos en una sociedad avanzada que nos permite tomar decisiones importantes cuando estemos realmente preparados para ello. La tecnología nos facilita la posibilidad de decidir el momento adecuado para formar una familia.
En estos días estamos leyendo sobre la congelación o vitrificación de óvulos. Nos sentimos realmente afortunados de pensar que cuando estos momentos complicadísimos pasen para todos, podremos tomar la decisión adecuada. Con total garantía de seguridad, en el momento en el que nosotros nos sintamos anímica y emocionalmente preparados.
Lo primero que hemos sabido cuando hemos empezado a buscar información es que la congelación de óvulos es una técnica cómoda y sencilla que nos permite a las mujeres planificar nuestro futuro al poder buscar el embarazo cuando sea el momento adecuado.
Es decir, que esta técnica preserva nuestra fertilidad si así lo deseamos. Está indicada en mujeres jóvenes, como es mi caso, por ejemplo, con deseo de ser madres a largo plazo, aumentando la probabilidad de que el óvulo esté en buenas condiciones.
A Juan Luis y a mí nos parece muy importante porque la congelación hace que la calidad de los óvulos se conserve durante todo el tiempo que los óvulos permanecen congelados. De esta manera, cuando queramos hacer uso de los óvulos, éstos tendrán la edad de cuando decidimos congelarlos. El paso del tiempo no los habrá deteriorado.
Otra ventaja añadida es que también aumenta las probabilidades de que el embarazo sea posible, porque depende más de la edad de los óvulos, que de la edad de la mujer en el momento de hacer la fecundación in vitro (FIV).
¡Qué maravilla! Está claro que la tecnología constituye una aliada porque podemos preservar lo mejor de nosotras a nivel biológico, para ser madres cuando el momento anímico y emocional nos diga que es adecuado.
Juan Luis y yo nos hemos mirado después de saber esto y nos hemos sentido reconfortados. Porque, son tiempos difíciles, sí. Todos nos hemos unido para luchar contra un virus que no conocemos. No solo por nosotros y nuestros seres queridos, sino también, para preservar la salud de nuestros vecinos.
Pero al mismo tiempo, hemos sido capaces de encontrar el lado positivo porque este confinamiento nos otorga la posibilidad de dedicar tiempo a pensar, a charlar, a escucharnos. A informarnos con tranquilidad sobre temas tan importantes como es formar una familia. Momentos para calibrar y decidir. Sin prisas, sin estrés, ni agobios.
Vamos a abrir una botella de vino para acompañar un rico aperitivo. Queremos celebrar que estamos sanos y que la vida tiene mucho que ofrecernos. Ahora y en el futuro.
Alicia.
La fertilidad y capacidad para concebir depende de 2 células (el óvulo de la madre y el espermatozoide del padre). Existen muchos factores que influyen en la capacidad fértil de la pareja, y sólo algunos son hereditarios.
Si la paciente tiene obstruidas las trompas de Falopio o si el varón tiene alterado el eyaculado, no lo transmiten a su descendencia. En cambio, otros factores como alteraciones en los cromosomas, o la baja reserva ovárica, sí pueden heredarse.
La reserva ovárica es única de cada mujer y sí es verdad que vemos que se parece en madres, hijas y hermanas. Existen marcadores para predecirla, así que lo recomendable es que acudas a un especialista y estudie tu caso de forma individual. ¡No siempre se repite lo que le ocurrió a tu madre!
Existen marcadores en sangre que predicen la reserva ovárica y con una ecografía el especialista puede también ayudarte a conocer si tus ovarios son acordes a tu edad cronológica.
Estos marcadores predicen cantidad, pero no el envejecimiento de los óvulos o su capacidad para formar embriones que den lugar a embarazo. El mejor marcador de envejecimiento ovárico es la edad de la mujer y esto es un proceso fisiológico, como la aparición de las arrugas o el pelo canoso.
La única manera para prevenir un posible envejecimiento ovárico es conocer tus opciones y pensar con antelación si necesitamos preservar los mejores óvulos para el futuro. La divulgación e información de las opciones disponibles ayuda a la mujer a tomar decisiones importantes que pueden evitar tratamientos fallidos en el futuro.
Si los miembros de la pareja tienen alguna alteración en sus genes pueden transmitirse a su descendencia y tener más posibilidades de aborto, de no embarazo o de enfermedades graves en el bebé. Por eso, si existen problemas para conseguir el embarazo, es interesante saber que se pueden estudiar.
Es importante concienciar a las mujeres de la necesidad de tener un proyecto reproductivo, de realizar revisiones periódicas con el ginecólogo y consultar acerca de su reserva ovárica, si se piensa en la maternidad a partir de los 35 años, es recomendable congelar los óvulos con mayor potencial para lograr embarazo evolutivo y bebé sano, que son los obtenidos antes de esta edad. Las técnicas de Reproducción Asistida ayudan a conseguir el ansiado bebé pero no existen los milagros, y si las células no tienen la calidad suficiente, o no hay porque la reserva ovárica de la mujer está disminuida, no podemos crearlas de nuevo. Existe la posibilidad de conservar nuestra “mejor fertilidad” y es necesario que las mujeres conozcan esta opción para evitar tratamientos fallidos en el futuro.
Congelar los óvulos para preservar la fertilidad por motivos sociales es una opción cada vez más extendida entre las jóvenes. No tener pareja estable, no haber encontrado el trabajo que te de la suficiente tranquilidad económica, vivir todavía con tus padres, estar saliendo a las 23h de la oficina… hay muchas razones que pueden ir retrasando tu maternidad, y son los llamados motivos sociales.
Hemos entrevistado a Irene Zabala, una mujer de 36 años que decidió preservar su fertilidad porque la doble oposición a la que se está preparando no le permite tener el tiempo de pensar en ser madre, pero tampoco se lo quiere perder en un futuro. Haber congelado sus óvulos le da tranquilidad
Irene, ¿Por qué decidiste preservar tu fertilidad?
La decisión de preservar mi fertilidad fue por un conjunto de motivos.
¿Tuviste algún miedo cuando pensaste en vitrificar tus óvulos?
Siempre te entran dudas cuando estás desinformado. Mi madre es médico y estos temas no los conocía en profundidad por lo que estaba preocupada por la parte quirúrgica y con que me fueran a dejar sin reserva ovárica, pero cuando fuimos a informarnos a un centro especialista en fertilidad de mi zona y nos lo explicaron todo, se le quitó toda la preocupación y hasta me animó. Nos lo explicaron muy bien. También pedimos para estar mucho más seguras (ya sabes cómo son las madres… a pesar de ser médico.) opinión a un médico amigo de la familia y nos dijo que no había normalmente ningún peligro.
Suponemos que te informaron de muchas cosas. ¿Alguna que te gustaría compartir?
Un dato que muchas veces no se conoce y que me explicaron los médicos, es que te sacan sólo los óvulos que estaban destinados a un solo ciclo menstrual.
Me explico: en cada ciclo natural, normalmente sólo crece un óvulo que, si luego no es fecundado, se va con la regla. Pero lo curioso es que en ese mismo ciclo hay muchos más óvulos en tus ovarios. Lo que ocurre cuando te realizan el tratamiento, es que les hacen crecer a todos con la medicación. Por lo que no estás “gastando” óvulos de otros ciclos, sino que estás usando todos los que tu cuerpo iba a desechar en uno solo. Es un dato que me parece importante.
En cuanto al tratamiento, las grandes preguntas que se hacen las chicas que se están planteando someterse a él es si duele, si es molesto…
Particularmente, no me dolió ni noté nada. Mis amigas que habían pasado por tratamientos de fertilidad me comentaron que igual se habían notado algo más sensibles, pero en mi caso y con sinceridad no fue así. Seguí estudiando exactamente igual que siempre. Si tuviera que decirte alguna cosa, es que me noté algo más hinchada, pero también es verdad que esos días estás más pendiente de tu cuerpo.
Irene no tuvo contratiempos durante el tratamiento y ahora tiene la tranquilidad de tener óvulos guardados por si algún día los necesita. Como muchas nos preguntáis por los pasos que hay que ir dando para preservar vuestra fertilidad, en próximos artículos os contaremos en detalle cómo fue el proceso completo que siguió Irene.